lunes, 18 de agosto de 2014

Short Term 12 (Las vidas de Grace)

De vez en cuando, y más si es en verano, la cartelera nos depara una sorpresa agradable. Es el caso de esta Short Term 12 (Las vidas de Grace). Habla de la voluntad de vivir a pesar de los obstáculos. Grace y otros jóvenes como ella trabajan en un centro de acogida para adolescentes con problemas: abandono de los padres, violencia, soledad, abusos. Vidas que todavía no han comenzado a ser autónomas, que esperan una oportunidad. Son casos difíciles pero a Grace y a sus compañeros les gusta el trabajo y se entregan a él más allá del horario con el que se han comprometido. Pero ellos mismos son jóvenes, están en la veintena y si han elegido este trabajo es porque también han tenido problemas que, como en el caso de Grace, no han superado del todo. Los problemas de los adolescentes, el miedo a salir de la casa de acogida –salen a los dieciocho obligadamente-, la falta de afecto, el reencuentro con padres a los que no se quiere ver, les afecta de tal modo que crean situaciones estresantes que afectan a los monitores. Es un trabajo duro, pero que tiene recompensa. Lo dice la película pero tengo amigos que viven situaciones parecidas y podrían afirmar lo mismo. Por supuesto que en la vida real no todos los casos acaban bien. No todo es cuestión de afecto, de relaciones familiares, de situaciones en que las instituciones pueden intervenir y enderezar, ayudar y recomponer. Hay casos imposibles debido a enfermedades incurables en las que poco se puede hacer. De eso no habla la película que acaba como suelen acabar las pelis americanas, con una sonrisa esperanzada.

El guión está muy bien trabado, contando muchas en vez de una sola historia, un conjunto de personajes, cada uno con sus necesidades y aflicciones, aunque con Grace como hilo conductor, estupendamente interpretada por Brie Larson y los demás. En todo caso, creo que es una peli que no hay que perderse, sobre todo si se trabaja con adolescentes. También deberían verla aquellos que desdeñan el trabajo de educadores, asistentes sociales o profesores, que desprecian los trabajos que para ellos son improductivos.

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