lunes, 7 de julio de 2014

Omar y Paradise Now

           
            En la primera escena un hombre joven con la ayuda de una cuerda y varios nudos salta una alta valla de hormigón. Le disparan, le hieren levemente en las manos, pero lo volverá a repetir muchas veces. Estamos en Cisjordania, Palestina. Al otro lado hay una chica que le gusta, de la que se enamora. La chica tiene un hermano, Tarek, a quien Omar habrá de pedirle la mano de Nadia, la chica. Esa es una de las razones de por qué Omar forma equipo con Tarek y Amjad para enfrentarse a los soldados israelíes –también ha sido humillado y maltratado-, tenderles trampas, asesinar a uno de ellos. Lo que al principio parecía una comedia, va adquiriendo forma de thriller primero y luego de drama. Omar quiere complacer a Tarek lo que le lleva a la cárcel, a la tortura, a la soledad, al enredo con la policía israelí, a la sensación para la gente que le conoce de que es un traidor. Por Nadia está dispuesto a jugarse la vida, pero Nadia es una cría, aún está en el instituto. Amjad se entromete entre ambos. Entonces de desata el drama.

            Omar es una película compleja, mejor dicho se mueve en el complejo mundo de esa parte de Oriente que parece no tener solución. Bien contada. Muestra las calles de la huída y la persecución, el acoso y el asesinato, israelíes y palestinos, la estrechez mental, los prejuicios y el odio, la vida que trata de abrirse camino. El director y guionista Hany Abu-Assad lo muestra con pulso frío, con toda la objetividad posible cuando quien lo cuenta es un palestino, pero cerca de los personajes, a los que no abandona, con muchos planos cortos de los jóvenes actores que se muestran naturales, espontáneos, sin los tics de los profesionales. La grandeza de esta peli está en la distancia del director, en la soledad del personaje central, Omar, que trata de construir una vida en medio de un mundo inhóspito, en dejar que el descontento espectador tenga que resolver por sí mismo.

            Los irlandeses han hecho muy buenas películas sobre la guerra de Irlanda del Norte. También hay muchas sobre el asunto palestino con manufactura hollywood. Los israelíes han hecho algunas. Los palestinos menos. Esta es magnífica, como lo era Paradise Now del mismo director. Mientras la veo, con emoción, con interés, con envidia pienso en el País Vasco. Hay buenos documentales y alguna horrenda película como La pelota vasca, la piel contra la piedra. Pero en general falta enjundia, compromiso moral. Los artistas son cobardes, en general, sólo se comprometen con lo que de ellos se espera, con la corriente dominante, no asumen riesgos, o están muy ideologizados, lo que está en relación con lo anterior, porque la ideología es una forma de protección, una manera de ocultar la indecencia. El cine necesita héroes y en el asunto del País Vasco los ha habido pero quienes hacen películas no los han visto, salvo excepciones, porque quizá sólo han mirado en el campo equivocado. Ese cine está por hacer.

            En Paradise Now dos jóvenes que trabajan en un taller mecánico de coches se han ofrecido como voluntarios a una de las múltiples organizaciones de combatientes palestinos. Su vida transcurre como la de cualquier joven con los miedos esperanzas y desilusiones propias de la edad, a lo que hay que añadir el contexto palestino. Tener familiares muertos o encarcelados por la causa es algo que se vive con naturalidad. De pronto la organización se acuerda de ellos y les encarga una misión en Israel, que implica convertirse en terroristas suicidas. Todo está preparado, les visitan los líderes espirituales y políticos. Les graban en cintas de video. Hacen carteles con su imagen. Toda la parafernalia de los héroes muertos. Se visten para la ocasión, un traje de boda que esconde debajo las cargas explosivas. Pero la cosa no sale como estaba previsto. La cercanía de la muerte activa la mente. Uno de los jóvenes piensa en su padre ejecutado como colaborador. La organización empieza a sospechar de él. En Palestina los héroes se mezclan con los espías y traidores.


            La peli reflexiona sobre todo eso, sobre el sentido de la violencia indiscriminada, sobre la justicia, sobre la lealtad, sobre la amistad. No trata tanto de comprender ese tipo de acciones como de presentarlas en el contexto en que suceden. Los palestinos tienen ideas y sentimientos discrepantes, como todos. 

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