Lo demás, ideas, emociones y sentimientos, camaradería y
hostilidad, amistad y desconsideración hacia el adversario, tiene la misma carga de profundidad que el manga de sus vecinos japoneses, es decir ninguna. Todo lo
que no sea pose y acción es mero concepto sin capacidad de encarnación, no sé
si por voluntad de la empresa que fabrica la película o por ser algo
consustancial a las culturas orientales. No tengo información o experiencia
para decantarse por una de las dos posibilidades. Lo mismo pasa con los diálogos,
la música, la construcción de las escenas o la interpretación. Si los actores interpretaran
con máscaras como en el teatro de aquellos lares no creo que se notase mucho la
diferencia. Quizá se salva uno de ellos que intenta componer gestos significativos en el desierto de sentido que es la peli, el que interpreta al heredero de la corporación. Ah, y una ausencia llamativa, la de las mujeres, que no cuentan más
que como elemento del decorado, como en los viejos western. Me hace gracia la
llamada a la reflexión de un crítico tras haber visto esta peli que se olvida
media hora antes de verla terminar.
sábado, 21 de junio de 2014
New World
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