Supongo que
el hecho de haber leído el libro de Jodan Belfort me ha hecho ver la peli de Scorsese
de otra manera. Sus tres horas podrían parecer largas, para mí han volado,
atento como estaba a que apareciesen las escenas que ya conocía, a ver cómo se
resolvían en pantalla o, bien, me sorprendían las que no aparecen en el libro.
Hay que tener en cuenta que JB presentó a la editorial mil doscientas páginas
que quedaron reducidas a la mitad, es decir que los guionistas han aprovechado
material que no estaba en el libro, como a la inversa. Me ha sorprendido, en
general, que la peli sea más blanda, más edulcorada. La desventaja es que no he
apreciado el vértigo que otros han visto porque el libro es más salvaje: el
momento más loco de JB drogado hasta las cejas, reventando todas las butacas de
la casa familiar, buscando una piedra de veinte gramos de droga, se reduce en
la peli a una escena casi infantil, y el más duro, cuando, con su hija en brazos,
da una patada a su mujer, la duquesa de Bay Ridge, lanzándola escaleras abajo, queda
reducido a un puñetazo en el estómago que no parece contundente, como no aparece
su fase de rehabilitación en un centro privado y muchas otras cosas. Como
siempre que se traduce un libro a la pantalla hay cosas que al no avisado se le
escapan, que pasan desapercibidas en el fluir de las imágenes.
En general
los libros siempre tienen la posibilidad de añadir más cosas, lo que no
necesariamente les hace mejores. Así los guionistas han tenido que suprimir
toda la historia en torno al zapatero Steve Madden, la del Chino
Depravado o la del suizo que le lava el dinero y reducir la nómina de
personajes, en cambio el ascenso del corredor de bolsa de la nada a ser El lobo
de Wall Street, un joven poderoso, dueño de una agencia bursátil, donde
trabajan mil jóvenes lobos desbordantes de testosterona y de codicia y muy
rico, rebozado en dinero y sexo, está mucho mejor explicado en la peli porque
en el libro todo eso queda elidido. El Belfort de Leonado DiCaprio es creíble, redondo,
hasta tal punto que quien es increíble es el propio Jordan Belfort cuando,
brevemente, aparece al final de la peli dando entrada a un DiCrapio dirigiéndose
a uno de esos grupos de ayuda a los que ahora se dedica JB. El cine produce ese
efecto de veracidad que hace que un actor interprete mejor al personaje que el
propio individuo que sirve de modelo.
El cine
tiene dos desventajas cuando traduce un buen libro. El asunto de la primera
persona, cómo llevar a la pantalla las sensaciones, la inmediatez del narrador
que presenta la historia en primera persona, y más cuando sabemos que lo que se
cuenta es real. La segunda es la ampliación de la imaginación del espectador,
que magnifica o reduce o distorsiona mucho más de lo que puede hacer la cámara.
Así las escenas de sexo y droga, abundantísimas en el libro, que tanto han
llamado la atención, se quedan en poca cosa para quien lo haya leído. Aún así,
la peli de Scorsese es notable y de ningún modo infiel al espíritu del libro de
JB.
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