domingo, 12 de enero de 2014

Visiones a 25 km por hora

Foto

            1. Pingüinos. Esa cosa de la quedada de un mogollón de motos el fin de semana en la ciudad. El tronar de los tubos de escape, el humo que escupen sin cesar, cada rincón de acera ocupado con el consentimiento de la autoridad. Pero con ser molesto no es eso lo que incomoda. Las banderas. Banderas ondeando en las motos, en los desfiles, incluso a pie, a modo de capas, del tamaño del mismo motard. Qué hay de aquel halo de revuelta y afirmación, de diferencia y peculiaridad, que se pueden ver estos días en la expo de Danny Lyon, en San Benito. Lo contrario; gregarismo, conformismo. Un rebaño motorizado.

            2. A la puerta del pareado. Allí donde la ciudad termina, barrio de ladrillo nuevo. Calles vacías, silenciosas, en medio de la niebla. Primeras horas de la fría mañana. Un suplicante: “Mujer, déjame pasar”. Chaquetón azul a cuadros, en la mano derecha una bolsa del Carrefour. “No sé por qué te has puesto así”. Nariz pegada a la puerta blanca, la figura azul, cuadrada y rolliza, recortada en el lacado de la puerta, mira de reojo a la bici que pasa a su espalda.

            3. En un 1430. Emergiendo de entre la niebla mañanera, subiendo hacia el puente que cruza el canal, un 1430 verde claro. El conductor un hombre mayor, gorro de lana gris cubriéndole la cabeza, firme, decidido sobre el volante. A su lado, en el asiento del copiloto, sentado sobre sus cuartos traseros, con toda la atención puesta en la carretera, un beagle de grandes orejas caídas, cara blanca y marrón. Como si fuese una esposa. Quizá fuera su esposa. Una pareja de muchos años, muda, quieta, vertical, cuatro ojos con la mirada perdida hacia delante.

           4. Ah, y esta lectura, para entusiastas del cura Paco. El sexto mandamiento.
“Este Papa nuevo Francisco, tan dado a hablar de la revolución. Podría hacerla. Yo me conformaría con que acabara con la Inquisición. O, para decirlo en lenguaje moderno, con la Congregación de la Fe, que, hoy como ayer, dirime los pleitos contra el Misterio. Ese supuesto tribunal que acaba de quitar los hábitos al cura David Vargas después de que éste, como cualquier ser mortal ante el Santo Oficio, no haya podido probar su inocencia”.


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