sábado, 25 de enero de 2014

Blue Jasmine



            El Madoff real se folló a mucha gente. En sentido literal, a ese tipo de mujeres que como moscas se escurren sobre la miel del poder y del dinero, y de forma menos explícita a esos moscardones atraídos por la codicia de la tasa de interés. Pero no es ese el tema que trata en esta película un rejuvenecido Woody Allen, sin duda por la proximidad de una hermosísima y madura y genial Cate Blanchett (así cualquiera), tras sus últimas seniles películas confeccionadas en el panteón europeo. Hay una ligera referencia  a ese tiempo perdido en la cinematografía del autor en la comparación de San Francisco con las ciudades europeas. La peli trata de la caída e inadaptación de una mujer tras ser expulsada de la mullida cumbre. En el trasfondo, como figura dominante aparece el sosias de Madoff en su época de poder absoluto, seguro de su impunidad, manejando sexo y dinero a su antojo, sin límite alguno, aunque sabemos que cayó. El de la peli se ha suicidado, el de la vida real se pudre en la cárcel. Hay una escena en la que incrédulo, como si él fuese otro, asiste al momento en que agentes del FBI lo esposan y lo introducen, doblándole el cuello, en un vulgar coche de policía. Algo a lo que aquí no estamos acostumbrados, por cierto. Quién ha visto algo semejante con la gentuza que ideó el engaño de las preferentes o el robo de Afinsa y Forum Filatélico. Esa escena no se ha visto aquí y si alguna vez son llevados ante el juez sus abogados encontrarán las correspondientes triquiñuelas para sobreseer el caso o les tocará un juez vago o benevolente o el consejo de ministros los indultará. Eso sí lo hemos visto aquí.

            La peli, como digo, se detiene en la caída de la mujer de Madoff, o alguien parecido a ella, una caída sin dique de contención, hasta sentir pena por ella. Woody Allen intenta explicar que alguien que ha vivido en Park Avenue, junto a Louis Vuitton, Cartier o Van Cleef, de ninguna manera puede adaptarse a trabajar con un dentista, aunque el que le toca en suerte sea rijoso, a compartir mesa con un hombre cualquier, a hacer la vida común de su hermana que trabaja de cajera en un supermercado, a la que antes despreció, a ocultar su pasado esplendoroso. Un pasado del que no puede desprenderse, que tanto pesa que la lleva al abandono de sí misma, con unos monólogos de mujer solitaria e ida.

            La Peli recuerda las mejores de Woody Allen, aunque ya no tenga la chispa de antaño, la frase aguda que bastaba para describir una situación o definir a un personaje, pero queda la concisión, el montaje rápido, enlazado con cortes musicales tan bien escogidos, con los actores precisos para dar el tipo que necesita, con el característico toque de humor que hace tan llevadero el drama.

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