domingo, 17 de noviembre de 2013

Me convertí por un instante en un nacionalista


            Como tantos, entre quienes buscan un sentido al independentismo y su aparente crecimiento, este periodista dice muchas tonterías, la mayor, esa tantas veces repetidas de la “máquina de crear independentistas”, referida a diferentes sujetos, que ahora no tengo ganas de rebatir. Sin embargo es útil esta historia que cuenta de Brecht. 
“En Historias de Almanaques, Berltot Brecht cuenta una fábula sugerente:
 El protagonista de la obra, el señor K., no consideraba necesario vivir en un país determinado. Y pensaba para sus adentros: ‘En cualquier parte puedo morirme de hambre’. Pero un día en que pasaba por una ciudad ocupada por el enemigo del país en que vivía, se topó con un oficial del enemigo que le obligó a bajar de la acera por la que caminaba. Tras hacer lo que se le ordenaba, el señor K. se dio cuenta de que estaba furioso con aquel hombre, y no sólo con él, sino que lo estaba mucho más con el país al que pertenecía, hasta el punto de que deseaba que un terremoto lo borrase de la faz de la tierra.
 -‘¿Por qué razón -se preguntó el señor K.- me convertí por un instante en un nacionalista? Porque me topé con un nacionalista. Por eso es preciso extirpar la estupidez, pues vuelve estúpidos a quienes se cruzan con ella’.

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