Día
completo, por cambiante, con casi todas las posibilidades del clima. Sol y buena
temperatura para comenzar desde Casillas, en Ávila, un sol que nadie
esperaba, vistas las previsiones. Subimos por una pista de la vertiente soleada
del valle del Tiétar. El suelo de la subida hacia el puerto, entre castaños
amarillos y pinos resineros, lleno de hojarasca y de vainas desnudas de
castañas. Una legión de senderistas madrileños ha pasado por aquí antes que
nosotros y se las han llevado.
En la
cumbre, niebla y cada vez más fresco. La nieve de la noche brilla sobre las
copas y en las hojas caídas.
La
vertiente norte, con mayor grosor en la capa de nieve, adentrándonos en la Reserva del Valle de
Iruelas, nos ha ido sumiendo en una niebla muy fría y a ratos ventosa, como
junto al Pozo de la Nieve.
Comida
soleada otra vez, sin niebla en un área recreativa, en el interior del Castañar
del Tiemblo.
Y por fin,
en la larga bajada hacia el Tiemblo, la nevada, una nevada que ha ganado en
intensidad, a ratos con furia. Aunque no nos ha impedido saludar al Abuelo, el
viejo castaño de más de 500 años.
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