jueves, 10 de octubre de 2013

Tierras de sangre II

            

         “Considerar incomprensibles a otras personas es abandonar la búsqueda de la comprensión y, por tanto, renunciar a la historia”. (Timothy Snyder)

            Tras la operación Barbarroja comenzó el terror nazi. Primero afectó a los soldados soviéticos hechos prisioneros. El objetivo era matarlos por hambre o por frío. Medio millón fueron ejecutados, 2,6 millones murieron de hambre o por malos tratos y otro millón fueron forzados a trabajar en Alemania, de los cuales 400.000 murieron.

            En Kiev se formó una larga fila hasta el cementerio judío y luego hasta el famoso barranco de Babii Yar donde se les hacía arrodillar sobre cadáveres para ser tiroteados en la nuca. Mataron de ese modo a 33.761 personas.

            Uno de los lugares donde el horror alcanzó una de las cotas más altas fue en Bielorrusia: de sus nueve millones, en 1941, 1,6 fueron eliminados  fuera de los campos de batalla por los nazis, cientos de miles por el ejército rojo; murieron un total de dos millones. Un millón huyeron de los alemanes y otros dos fueron deportados como trabajadores forzados o fuera de sus residencias por otras razones. Posteriormente los soviéticos deportaron a un cuarto de millón más hacia Polonia y decenas de miles más hacia el Gulag. Al final de la guerra, la mitad de la población había sido asesinada o había sido deportada.

            Según Syder, 5,4 millones de judíos fueron asesinados, la mitad al este de la línea Mólotov-Ribbetrop y la otra mitad al oeste. Los primeros, por armas de fuego y en algunas ocasiones por gas. En el oeste, por gas y en ocasiones a balazos.

            Snyder distingue con claridad los campos de concentración y los centros de exterminio. Los primeros eran centros de trabajo, en los que también hubo muchas muertes, pero en los segundos apenas hubo supervivientes. En Chelmno o Belzec las víctimas eran gaseadas nada más llegar, cosa que no ocurría en los campos. Durante décadas esta cuestión ha estado distorsionada porque británicos y americanos no entraron en los centros de exterminio de las Tierras de sangre y Stalin no tenía mayor interés en destacar a las víctimas judías por encima de las rusas. Las técnicas de exterminio se probaron en el programa de eutanasia en Alemania para discapacitados, enfermos mentales y otros juzgados “incapaces de vivir”, en el que hasta agosto de 1941 murieron 70.723 personas. En Chelmno, con furgonetas gaseadoras murieron 145.508. En Belzec, donde las víctimas fueron asesinadas con monóxido de carbono, un total de 434.508, apenas sobrevivieron dos o tres personas. En Sobibor, también gaseados, murieron 180.000 y no hubo ningún superviviente. En Treblinka, que fue cerrado en noviembre de 1943, los asesinados fueron 780.863. Sólo hubo 50 supervivientes. Auschwitz es un caso especial, campo de concentración y centro de exterminio a la vez. En el murió un porcentaje pequeño de judíos polacos o soviéticos, eran de otras zonas de Europa. Es difícil precisar cuántos fueron asesinados en Auschwitz porque los nazis no llevaban un registro, entre 1 y 1,6 millones de judíos murieron gaseados con cianuro de hidrógeno. Cuando Auschwitz entró en funcionamiento ya había muerto el 90 % del total de personas asesinadas por nazis y soviéticos. Hubo unos cien mil supervivientes.

Estos son testimonios de supervivientes de Treblinka: “Después de que bajáramos del vagón. Los alemanes y ucranianos, látigos en mano, nos conducían a un patio donde nos ordenaban tumbarnos boca abajo. Entonces caminaban a nuestro alrededor y nos disparaban en la nuca”. “El patio del campamento estaba cubierto de cadáveres, algunos todavía con la ropa puesta y algunos desnudos, sus faccioes deformadas por el miedo y el desconcierto, negros e hinchados, los ojos abiertos como platos, con las lenguas abultadas, los cráneos aplastados, los cuerpos enredados”. “El olor era indescriptible; cientos, no, miles de cadáveres estaban por todas partes, descomponiéndose, pudriéndose”.

           El antisemitismo siguió tras la guerra en torno a los juicios farsa que Stalin organizó en los países de la Europa del este.

           Otra de las tragedias de las Tierras de sangre es la limpieza étnica o deportación en masa que se llevó a cabo entre los años 1945 y 1947. 12 millones de alemanes perdieron sus hogares y otros 12 millones de polacos, ucranianos, bielorrusos y otros, sin incluir a los 10 millones que fueron asesinados por los alemanes después de ser desplazados.

           En total, Snyder cifra en 14 millones los asesinados en las Tierras de sangre por nazis y estalinistas, en los doce años de horror, los que van desde 1933 a 1945.
“En las políticas que implicaron la eliminación de civiles o de prisioneros de guerra, la Alemania nazi mató a unos diez millones de personas en las Tierras de sangre, quizá once millones en total; La Unión Soviética de Stalin aniquiló a unos cuatro millones en las Tierras de sangre, y a unos seis millones en total. Si añadimos las muertes previsibles provocadas por la hambruna, la limpieza étnica y las largas estancias en los campos de concentración, la cifra estalinista total asciende a tal vez nueve millones, y la nazi quizá a doce”.
         "Se suele identificar el horror del siglo xx con los campos de concentración. Sin embargo, la mayoría de las víctimas del nacionalsocialismo y del estalinismo nunca vio un campo de concentración ni de exterminio.Del mismo modo, los asesinatos en masa en Europa suelen asociarse con la muerte en cámaras de gas. Pero no fue el gas el método más empleado. Más de siete millones de civiles y prisioneros de guerra murieron porque se les negó la comida".

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Una alegría que le den el premio nobel a Alice Munro. Creo que una amplísima gama de lectores, este año, estará de acuerdo con el premio.


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