“La gravedad cuántica no sólo
parece permitir que se creen universos a partir de nada, sino que puede
requerirlo así. Así, la ‘Nada’ –en este caso, la ausencia de espacio, de
tiempo, de todo: la ‘nada de nada’- es inestable
Es más: cabe esperar que las
características generales de tal universo, si dura tiempo, sean las que
observamos hoy en nuestro universo”.
“Si vivimos en un universo cuya
energía está dominada por la energía de la nada, el futuro es verdaderamente
funesto. El cielo se tornará gélido, vacío y oscuro. Aunque, en verdad, la situación
es peor. Un universo dominado por la energía del espacio vacío es el peor de
todos los universos para el futuro de la vida. Cualquier civilización tiene
garantizada la desaparición final en un universo de estas características,
privado de energía para sobrevivir. Transcurrido un tiempo inconmensurablemente
prolongado, alguna fluctuación cuántica o alguna agitación térmica podría
producir una región local donde, una vez más, la vida pudiera evolucionar y
prolongarse. Pero eso también será efímero. El futuro estará dominado por un
universo sin nada en él que aprecie su inmenso misterio”.
“Hemos descubierto que todos los
indicios sugieren un universo que pudo originarse, y es plausible que así
fuera, a partir de una nada más profunda –que implica la ausencia del propio
espacio- y que quizá un día vuelva a la nada mediante procesos que no requieren
de ningún control o dirección externos. En este sentido, la ciencia, tal como
ha recalcado el físico Steven Weinberg, no imposibilita creer en Dios, sino que
más bien posibilita no creer en Él. Sin ciencia, todo es un milagro. Con la
ciencia, queda la posibilidad de que nada lo sea. La creencia religiosa, en
este caso, se vuelve cada día menos necesaria y también menos relevante”.
“Si uno sostiene, como hacen
tantas personas profundamente religiosas, que sin Dios no pueden existir ni el
bien ni el mal supremos –es decir, que Dios decide por nosotros lo que es bueno
y malo-, uno puede formularse estas preguntas: ¿Qué pasaría si Dios decretase
que la violación y el asesinato son moralmente aceptables? ¿Lo serían entonces?
Aunque
algunos podrían responder que sí, creo que la mayoría de creyentes diría que
no, que Dios no decretaría algo semejante. Pero ¿por qué no? Imagino que porque
Dios tendrá alguna razón para no decretar algo así. Y otra vez imagino que es
así porque la razón indica que la violación y el asesinato no son moralmente
aceptables. Pero, si Dios tiene que acabar apelando a la razón, entonces ¿por
qué no eliminar del todo al intermediario?” (Steven Pinker, según Lawrence Krauss).
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