
¿Qué hace
que escojamos un libro determinado para leer en un momento preciso? Yo me dejo
llevar por las críticas o por los comentarios de la gente a la que aprecio,
pero también cojo libros al azar, por una frase leída en la contraportada, por el
dibujo o la fotografía de portada o por el título, como ha sido en este caso: El
club de lectura del final de tu vida. En ese título se juntaban dos cosas
que me atraían, la lectura, la actividad a la que dedico más tiempo con diferencia
–he pertenecido a clubs de lecturas y me lo he pasado bien, no,
desgraciadamente, en este momento-, y el final de la vida: tengo amigos y
familiares que están pasando un mal trance, algunos el trance definitivo. Recordaré
esta semana santa pasada como una de las peores. He hablado con ellos pero no
lo suficiente. Sólo nos damos cuenta de ese detalle cuando ya en tiene remedio.
En general hablamos poco con los demás, de las cosas que importan, nos
retraemos por variados motivos, no deberíamos hacerlo.
El
escritor, narrador y coprotagonista de este libro, no creo que se pueda llamar
novela, aunque quizá sí –qué es una novela-, cuenta un suceso real: a su madre
le acaban de diagnosticar un cáncer pancreático, y por tanto terminal, aunque
tiene suerte y su vida se alarga en aceptables condiciones casi dos años,
suerte que no tiene mi amiga. Aunque, Mary Ann, la madre tiene una vida activa
y está rodeada siempre de gente que la quiere, marido, hijos, nietos y un motón
de amigos, Will, uno de sus hijos, planea un método para estar cerca de ella
durante el tiempo que sobreviva, formar un club de lectura entre ellos dos. Seleccionan
libros, en general recientes, los leen a un tiempo y quedan para comentarlos,
generalmente en la sala de espera del hospital antes de una sesión de quimio. No
tienen un método de selección, sino que las lecturas van cayendo casi al azar,
aunque si se hace balance, la mayoría tienen que ver con las cosas importantes
de la vida: el trato entre las personas, las encrucijadas, la solidaridad y,
por supuesto, la muerte. Leen rápido y al final del club son muchos los libros
que pasan por las páginas de este libro. Me gustaría leer muchos de ellos. A
medida que van leyendo, Will va describiendo el deterioro de su madre, las
fases de la enfermedad, los tratamientos diversos, su optimismo innato, a pesar
de todo, pero también la conciencia del fin. La madre es religiosa y lee algún
libro de ayuda –Fuerza diaria para necesidades diarias-, máximas que
remiten a algún pasaje del evangelio o a frases de escritores famosos. El hijo
no lo es. Esa discrepancia no hace que se presenten momentos insalvables o
discrepancias graves en la manera de aceptar o juzgar un libro determinado. Si
no sintiese que es una palabra cursi, diría que es un libro maravilloso, el
libro que habría que leer en circunstancias como esta en que estás a punto de
perder a una persona querida, o, ya puestos, en cualquier otra circunstancia.
La madre,
que ha trabajado intensamente en una
asociación de ayuda a refugiados, que ha ahijado a muchos de ellos para que
tuviesen una segunda oportunidad en la vida, tiene un último proyecto, crear
una biblioteca en Kabul, una gran biblioteca que sirva de base para otras
itinerantes que puedan iniciar en la lectura a gente que nunca ha tenido
contacto con los libros. Sin que se diga explícitamente, Will y su madre
transmiten la idea de que los libros son compañeros necesarios en cualquier momento
de la vida, también en el camino hacia la muerte. Qué poco hablamos de la
muerte. Utilizamos muchas cautelas o eufemismos, como si fuese un asunto que podamos
soslayar u ocultar o prescindir de su realidad. Pero la lectura tiene otro
aspecto que no siempre aprovechamos, crea una hermandad de lectores. Este libro
enseña cómo podemos comunicarnos con los demás mediante los libros, cómo
podemos crear amistades o prolongar el afecto. Qué hay más importante que eso.
3 comentarios:
Cierto es que no solemos hablar de la muerte, tal vez nos asusta demasiado no?
Quizás este libro nos "abra" un poco los ojos o nos ayude a verlo de otra manera.
Estoy a punto de comenzarlo, me lo recomiendas entonces?
Un saludo,
Claro, Belén, que te lo recomiendo, es un gran libro, tan sencillo como útil, habla de la vida y de la muerte y de las personas a las que queremos y con quien deberíamos hablar más; siempre hay que hablar más.
También te recomiendo el de Rosa Montero.
Muchas gracias Toni, anoto tu recomendación!
Publicar un comentario