martes, 26 de marzo de 2013

Rescate, de David Malouf



            En las grandes historias que todos conocemos porque alguna vez alguien con maravilló con ellas o porque las hemos leído en un momento de especia receptividad, el Quijote, Hamlet, la Odisea, historias a las que hemos dado mil vueltas o, simplemente, han sobrevolado la bruma en la que a veces naufraga nuestra memoria, hay momentos no explicados del todo, piezas del rompecabezas que no encajan o que han quedado varadas mientras el asunto principal iba por otros derroteros. A veces hemos jugado a expandirlas, a prolongarlas más allá de lo que el relato, escueto en ese punto, dejaba entender o acortaba. Así las pocas líneas en que en la Ilíada se habla de la amistad de Aquiles y Patroclo o el breve encuentro entre Príamo y Aquiles.

            Rescate, del escritor australiano David Malouf, va de eso. Recuerda los antecedentes, la muerte en combate de Patroclo, el amigo desde la infancia de Aquiles, el combate entre Héctor y Aquiles, la muerte de aquél, la cólera de éste, que durante once días arrastra el cuerpo de su enemigo muerto ante las murallas de Troya, pero el núcleo de este nuevo relato, el empeño de Malouf, es completar en un punto una de tantas cosas que falta en la Ilíada, el viaje de Príamo hasta el campamento griego para rescatar el cuerpo de su querido hijo, Héctor, y rendirle los honores que merece. Asegura David Malouf que contamos las historias porque necesitamos escucharlas y que esas historias se trasforman al contarlas. Es lo que sucede con su historia, donde Príamo cobra nueva vida.

            Después de describir el palacio donde vive el rey, de presentarnos a alguno de sus numerosos hijos y de hacer conversar largamente a Príamo con su mujer, Hécuba, el rey hace que contraten en el mercado a un humilde carretero para que lo acompañe hasta el campamento griego. La carreta, uncida a dos mulas, una de las cuales, Preciosa, adquirirá protagonismo, lleva un tesoro que se ofrecerá a Aquiles como rescate para obtener en su lugar el cuerpo de Héctor.

            Si el gesto de Príamo al despojarse de su dignidad real para suplicar a Aquiles que le devuelva a su hijo ya es un rasgo de humanidad, la convivencia con Somax, el carretero, durante el viaje, le descubrirá una forma de vida a la que Príamo ha vivido ajeno: refrescarse los pies en el agua del río, comer una tortita preparada por la nuera del carretero, dejarse mordisquear los pies por los pececillos del río, la propia charla con el carretero, donde éste desvelará una vida tan distinta de la suya.

            Sin embargo, lo que hace que Rescate sea memorable es la forma de narrar de Malouf, que se acerca a la forma clásica de los grandes autores, donde concisión en el asunto y precisión en los detalles y en las palabras elegidas, así como en la forma de labrar las frases como esculpidas en las páginas donde van asomando. Sin olvidar los temas, la paternidad y su compañera la responsabilidad, la guerra y su trastorno, la camaradería entre compañeros pero también con los enemigos cuando se tiene ocasión de enfrentarlos y conocerlos, los sentimientos, el dolor, la ternura, que acompañan a los hombres cuando se quedan a solas.


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