
¿Cuánto
tardará China en sobrepasar el dominio de EE UU? ¿Existirá un conflicto como el
de Suez en que se hará patente el traspaso de poderes como sucedió entre Reino
Unido y EE UU en 1956? ¿Qué se entiende por dominio? A estas preguntas trata de
responder Arvind Subramaniam en Eclipse. A la sombra del dominio económico
chino. El autor hace una proyección para los próximos 20 años, hasta 2030,
e imagina un suceso como el de Suez en el que un poderoso acreedor pone
condiciones políticas para salir en socorro de un deudor debilitado, la
potencia declinante, en este caso China y EE UU, respectivamente.
Los
americanos tienden a pensar en el destino especial de su país, en su cabeza no
cabe el momento de la decadencia como ha ocurrido con todos los imperios que
han existido. Joyce en Ulises
hace decir a uno de sus personajes, Stephen Dedalus que la mayor fanfarronada
de un inglés es afirmar que “en su imperio nunca se pone el sol”. Todos los
imperios han expresado una creencia semejante. Según Herodoto, ya Jerjes, el persa, aseguraba, antes de invadir Grecia, que en sus dominios “el sol nunca se pone”, lo mismo se decía del imperio de Felipe II. Según Subramanian, el dominio
económico de China puede haber comenzado ya. Es más, ese dominio sería de una
magnitud mayor que la del Reino Unido en sus días dorados y el de EE UU
tras la 2ª GM.
¿Pero qué
se entiende por dominio económico? Subramanian establece un índice que llama “Índice
de dominio económico”, donde los factores que lo integran son la riqueza –el PIB-,
el comercio y las finanzas externas. Factor este determinante para establecer
la moneda de reserva internacional. Según ese índice China habría sobrepasado a
EE UU en 2010 y a partir de esa fecha el poder se irá ampliando de forma
imparable. Subramanian establece dos hipótesis para la próxima década, que EE UU siga creciendo a un rimo de un 2’5 % o, en el mejor de los casos, a
un 3’5 %, ritmo difícil de sostener, si no imposible. En ambos casos el poderío
económico Chino será imparable. Aunque China baje su ritmo de crecimiento hasta
el 7 % se beneficiará del dinamismo de quien está por detrás: “China podrá
cosechar las ventajas de su retraso”. China tendrá una cuarta parte del PIB
mundial frente a un 12 % de EE UU, igual que el que tenía EE UU en 1950 y
superior al del Reino Unido en 1870. China aportará entre el 15 y el 20 % del
comercio mundial frente al 7 % de EE UU, superior al del momento álgido de EE
UU.
El avance tecnológico
no parece determinante, como antaño lo fue, porque se aplica fácilmente en todos los
lugares. Los factores que hacen de EE UU una potencia decadente, con pocas
posibilidades de mantenerse en lo más alto, son, según Subramanian el problema de su debilidad fiscal, el lento crecimiento y la distribución de la riqueza. Hace especial hincapié
en la caída de la clase media, el desmoronamiento de la educación y la pérdida de atractivo
de EE UU para los inmigrantes, al contrario que hasta ahora.
Si en el
índice de poder económico China ya está por encima de EE UU el asunto principal estriba
en saber cuándo ese poder económico se traducirá en dominio político, cuándo
China dará el paso a la hegemonía mundial. El periodo que estamos viendo es el
de una transición parecida a la que se vivió en otros momentos históricos, un
momento de inflexión. Subramanian establece un equivalente al traspaso de
poderes de Suez en algún momento de 2021, cuando EE UU necesite una gran inyección
de dinero para solventar sus problemas fiscales y a cambio China le exija que
abandone sus bases en el Pacífico. Para ello establece paralelismos de traspaso
de poderes y fija dos fechas: 1870, cuando Reino Unido compró a bajo precio las
acciones del Canal de Suez al sultán de Egipto y se afirmó como potencia hegemónica
y 1956, cuando necesitó de una importante ayuda del FMI, para sostener a la libra, a cambio de abandonar su
poderío en el próximo Oriente, obligado por EE UU. En 1870, el Reino Unido era
el acreedor dominante, en 1856, un deudor debilitado.
Hay muchos
modos de saber cuándo una potencia se ha convertido en hegemónica. Una es
cuando su divisa –el renminbi, en el caso de China- se convierte en moneda de
reserva internacional. Eso sucederá en los próximos 10 años si China adopta
medidas financieras y de transición hacia la democracia y las libertades. Otra
tiene que ver con las cuotas de poder en los organismos internacionales. EE UU
ha dominado el FMI, puede que China esté creando ahora sus propios organismos de
dominio ni no alcanza a tenerlo en el FMI. Subramanian asegura que la hegemonía
China no tiene que suponer una amenaza al actual sistema económico y comercial
abierto y basado en reglas. La economía china está arraigada en una red de
relaciones comerciales que lo favorecen, pero China necesita un nuevo marco político
basado en el multilateralismo y eso es lo que parece estar diseñando con los países
del BRIC. Porque la tendencia, asegura Subramanian, no es hacia el cambio de
sistema económico sino a mantener ampliamente el actual sistema comercial y
financiero. El mensaje final es este: antes de que China alcance la hegemonía, interesa al resto del mundo establecer un sistema multilateral. Si cada país intenta establecer su pacto bilateral con China, nadie
obtendrá una influencia importante.
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