jueves, 28 de marzo de 2013

Eclipse. A la sombra del dominio económico chino



            Es noticia de ayer mismo la creación por parte de los BRIC, en Durban, de organismos alternativos al Banco Mundial y al FMI. No sé qué trascendencia tendrán en el futuro, cómo se van a organizar, quién tendrá el mando. El FMI fue creado en Bretton Woods durante la 2ª GM bajo la inspiración de Keynes y White –“El reino Unido proponía y EE UU disponía”- bajo la conveniencia y el interés de EE UU. El poder y las reglas están cambiando.

            ¿Cuánto tardará China en sobrepasar el dominio de EE UU? ¿Existirá un conflicto como el de Suez en que se hará patente el traspaso de poderes como sucedió entre Reino Unido y EE UU en 1956? ¿Qué se entiende por dominio? A estas preguntas trata de responder Arvind Subramaniam en Eclipse. A la sombra del dominio económico chino. El autor hace una proyección para los próximos 20 años, hasta 2030, e imagina un suceso como el de Suez en el que un poderoso acreedor pone condiciones políticas para salir en socorro de un deudor debilitado, la potencia declinante, en este caso China y EE UU, respectivamente.

            Los americanos tienden a pensar en el destino especial de su país, en su cabeza no cabe el momento de la decadencia como ha ocurrido con todos los imperios que han existido. Joyce en Ulises hace decir a uno de sus personajes, Stephen Dedalus que la mayor fanfarronada de un inglés es afirmar que “en su imperio nunca se pone el sol”. Todos los imperios han expresado una creencia semejante. Según Herodoto, ya Jerjes, el persa, aseguraba, antes de invadir Grecia, que en sus dominios “el sol nunca se pone”, lo mismo se decía del imperio de Felipe II. Según Subramanian, el dominio económico de China puede haber comenzado ya. Es más, ese dominio sería de una magnitud mayor que la del Reino Unido en sus días dorados y el de EE UU tras la 2ª GM.

            ¿Pero qué se entiende por dominio económico? Subramanian establece un índice que llama “Índice de dominio económico”, donde los factores que lo integran son la riqueza –el PIB-, el comercio y las finanzas externas. Factor este determinante para establecer la moneda de reserva internacional. Según ese índice China habría sobrepasado a EE UU en 2010 y a partir de esa fecha el poder se irá ampliando de forma imparable. Subramanian establece dos hipótesis para la próxima década, que EE UU siga creciendo a un rimo de un 2’5 % o, en el mejor de los casos, a un 3’5 %, ritmo difícil de sostener, si no imposible. En ambos casos el poderío económico Chino será imparable. Aunque China baje su ritmo de crecimiento hasta el 7 % se beneficiará del dinamismo de quien está por detrás: “China podrá cosechar las ventajas de su retraso”. China tendrá una cuarta parte del PIB mundial frente a un 12 % de EE UU, igual que el que tenía EE UU en 1950 y superior al del Reino Unido en 1870. China aportará entre el 15 y el 20 % del comercio mundial frente al 7 % de EE UU, superior al del momento álgido de EE UU.

            El avance tecnológico no parece determinante, como antaño lo fue, porque se aplica fácilmente en todos los lugares. Los factores que hacen de EE UU una potencia decadente, con pocas posibilidades de mantenerse en lo más alto, son, según Subramanian el problema de su debilidad fiscal, el lento crecimiento y la distribución de la riqueza. Hace especial hincapié en la caída de la clase media, el desmoronamiento de la educación y la pérdida de atractivo de EE UU para los inmigrantes, al contrario que hasta ahora.

            Si en el índice de poder económico China ya está por encima de EE UU el asunto principal estriba en saber cuándo ese poder económico se traducirá en dominio político, cuándo China dará el paso a la hegemonía mundial. El periodo que estamos viendo es el de una transición parecida a la que se vivió en otros momentos históricos, un momento de inflexión. Subramanian establece un equivalente al traspaso de poderes de Suez en algún momento de 2021, cuando EE UU necesite una gran inyección de dinero para solventar sus problemas fiscales y a cambio China le exija que abandone sus bases en el Pacífico. Para ello establece paralelismos de traspaso de poderes y fija dos fechas: 1870, cuando Reino Unido compró a bajo precio las acciones del Canal de Suez al sultán de Egipto y se afirmó como potencia hegemónica y 1956, cuando necesitó de una importante ayuda del FMI, para sostener a la libra, a cambio de abandonar su poderío en el próximo Oriente, obligado por EE UU. En 1870, el Reino Unido era el acreedor dominante, en 1856, un deudor debilitado.

            Hay muchos modos de saber cuándo una potencia se ha convertido en hegemónica. Una es cuando su divisa –el renminbi, en el caso de China- se convierte en moneda de reserva internacional. Eso sucederá en los próximos 10 años si China adopta medidas financieras y de transición hacia la democracia y las libertades. Otra tiene que ver con las cuotas de poder en los organismos internacionales. EE UU ha dominado el FMI, puede que China esté creando ahora sus propios organismos de dominio ni no alcanza a tenerlo en el FMI. Subramanian asegura que la hegemonía China no tiene que suponer una amenaza al actual sistema económico y comercial abierto y basado en reglas. La economía china está arraigada en una red de relaciones comerciales que lo favorecen, pero China necesita un nuevo marco político basado en el multilateralismo y eso es lo que parece estar diseñando con los países del BRIC. Porque la tendencia, asegura Subramanian, no es hacia el cambio de sistema económico sino a mantener ampliamente el actual sistema comercial y financiero. El mensaje final es este: antes de que China alcance la hegemonía, interesa al resto del mundo establecer un sistema multilateral. Si cada país intenta establecer su pacto bilateral con China, nadie obtendrá una influencia importante.

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