sábado, 2 de febrero de 2013

Promesas del sábado

                   
                  Topo con esta cita que Trapiello entresaca de los diarios de Joan Estelrich, aludiendo a su posición ante la guerra: "Como catalán deseo el triunfo del Gobierno, pero como español deseo el triunfo de los sublevados".  Muchos catalanes de la hora actual podrían mantener la misma posición esquizofrénica. No es extraño que Josep Pla anotase: "En el curso de su vida Estelrich sólo tuvo tiempo para las cosas inútiles". Aunque es difícil calificar como tales sus ediciones de clásicos en la colección de la Bernat Metge o que incluso dirigiese la propia colección.

                  Yo, como dice Pla que hacía Estelrich, gozo cuando me entrego a cosas inútiles. Entre esas cosas está la promesa de lectura del nuevo libro de Emmanuel Carrère, Limónov, un hombre que ha hecho de la oposición a Putin la bandera de su vida, aunque si tuviese el poder no haría cosas diferentes de la que hace el propio Putin, o la del para mí desconocido macedonio Goce Smilevski, La hermana de Freud, tras cuya lectura la fe en el sistema Freud no saldría bien parada. Incluso parece promesa más fructífera la lectura del muy nuevo norteamericano Ben Lerner y su Saliendo de la estación de Atocha, donde encuentro la perfecta forma para definir qué es la provincia o lo provinciano, cuando describe a los madrileños como "versiones imperfectas o tardías de estilos norteamericanos". Qué decir entonces de la gente de Valladolid.

                  Para Lerner, que parece captar el espíritu del tiempo, "Mucho más que cualquier argumento o sentido convencional, me importaba la mera direccionalidad que sentía al leer prosa, la textura del tiempo al pasar, la máquina blanca de la vida". Pero hay otra cosa tan interesante o más para leerlo, la idea de la existencia como fraude o inautenticidad: los papeles que cada uno interpreta en la vida común, "posiciones del sujeto prefabricadas", mintiendo cada vez que dice yo.

                  Miro la lista de ficciones y no ficciones más vendidas, en un suplemento cultural, y me pregunto en que lugar lejano del imperio nos encontramos, en qué inhóspita provincia.

                  Puede que ese extrañamiento no sea más que un fuera de foco, o una distorsión del punto de vista al cambiar de casa o de ciudad o de piel o de edad o de amigos o al perder la novia, antes de volver a encontrar acomodo. Cabe preguntarse, pues, en qué lugar exacto se encuentra la madurez. "¿No se convierte uno en profesor cuando no se ha sabido abandonar la escuela?". Se lo pregunta Antoine Compagnon en la lección inaugural de su cátedra de literatura en el College de France.

                   "Mi fe en el futuro de la literatuta -dejó escrito Italo Calvino en Seis propuestas para el próximo milerio, en 1985- consiste en saber que hay cosas que sólo la literatura, con sus medios específicos, puede dar". Esa fe hemos cultivado los lectores para creer que tanta lectura no era del todo una actividad inútil.





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