domingo, 3 de febrero de 2013

Credibilidad




La declaración de ayer del Presidente Rajoy fue enfática, no por menos esperada. Enfática porque pidió fe en su honradez, cuando de eso vive un político cada día, de la renovación diaria de la fe en su ejecución política, desde que es elegido hasta que acaba su mandato porque ha llegado al final o porque ha perdido la gracia,

Y necesaria porque todo lo demás está en cuestión. Podría decirse, la fe en el Presidente es lo que sostiene el sistema político:

Fe en Rajoy, frente a su ex tesorero convertido en un truhán que ha organizado un diabólico sistema de chantaje, en el que mezcla verdad con falsedad, difícil de desentrañar, aunque fácil objeto de desprecio,

Fe en Rajoy, frente a su partido desacreditado por la gurtel y por lo que se ve sin capacidad de reacción, frente a la oposición tan timorata, con tan poca fe en sí misma, o frente a políticos outsiders –Bono, Zaplana, Martín Villa- emboscados en fundaciones, y patrimonios, tan opacas y opacos como el patrimonio del propio Bárcenas,

Fe en Rajoy, frente a la prensa que le acosa con los papeles de Bárcenas, disminuida en ventas, cercenada su capacidad de presión (sin lectores, con fallos garrafales como la portada Chavez), una prensa que, si hasta los novelistas lo hacen con la no ficción, con más motivo ella, ha de acreditar lo que publica y explicar en qué condiciones ha obtenido los datos que ofrece,

Fe en Rajoy, frente a la Opinión Pública, también con problemas de credibilidad. ¿Dónde se mide su credibilidad? ¿En los manifestantes que asaltaron las sedes del PP, que quisieron hacer lo mismo con el Congreso, tan disminuidos? ¿En los platós de televisión, en esos decorados chillones de Telecinco, tan llenos de bombillas y tan prestos a aplaudir a los gritones? ¿En las encuestas de opinión, tan puestas en cuestión cada vez que se confrontan con las urnas?

Rajoy se ofrece, pues, como salvaguarda de la credibilidad del sistema político español, “ensombrecido por la sospecha", según Oriol Junqueras, aunque éste ha tenido una contundente respuesta: “Cataluña acaba de pedir 9000 millones al Estado, y esta es la mayor declaración de dependencia desde su fundación” (A. Núñez Feijoo),

Rajoy reedita el “Sólo ante el peligro” que otros presidentes democráticos antes que él tuvieron que aceptar: Roosevelt tras el crac del 29 en EE UU, De Gaule después de la guerra en Francia, Adolfo Suárez después de la muerte de Franco. En eso consiste un líder, para eso lo elegimos. Por eso existe la democracia, en un rey no haría falta tener fe, sólo obediencia y sumisión.

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