La historia comienza con un hecho
violento. Un hombre mata a su mujer y la policía le persigue. Coge a sus dos
niñas y huye por una carretera helada, el coche derrapa, se sale de la carretera
y se precipita cuesta abajo. El padre y las dos hijas se salvan con algunos
rasguños. Por un paisaje nevado, encuentran una casa de una sola planta
aparentemente abandonada, donde se refugian. La casa está habitada. Lo
comprobará el hombre cuando intenta un último acto de violencia. Al cabo de
cinco años, el tío de las niñas, después de muchos desvelos consigue dar con
las niñas. A partir de entonces comienza una segunda historia de fantasía o
embrujamiento. El tío y su novia intentarán recuperarlas, junto con una
institución psiquiátrica.
La peli, más que de terror, es del género fantástico, a
ratos original y a ratos algo más trillada. Comienza de forma intensa, cuando
asistimos a un paisaje mental desconocido e intentamos abrirnos paso por el
misterio. La primera secuencia es muy buena. Yo diría que decae un poco a
medida que avanza la trama, sobre todo al final, mal rematada. Las buenas ideas
son difíciles de gestionar, de redondearlas. Pero en conjunto es una buena
peli, muy bien interpretada por la novedosa Jessica Chastain, que compone un
personaje original. También me ha gustado la ambientación, el paisaje, los
interiores, la música, la iluminación entre el blanco y negro y los colores
apagados, dando al conjunto un aire gótico, como de cuento de Poe, de hecho
podría pasar por uno de sus relatos. Hay sobresaltos, pero no se prodigan en
exceso. No tiene que ver con esas pelis insoportables de terror adolescente que
inundan las carteleras. Otro motivo para verla, es de producción
hispanocanadiense. Cuando los productores y directores españoles se aventuran y
se olvidan de las subvenciones triunfan y a lo grande como esta peli donde ha
sido numero uno en EE UU o Lo imposible,
por ejemplo.
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“Cuando hablo de los tres vieneses, Schoenberg, Berg y
Webern, destaco que uno es el novelista, otro el dramaturgo y otro el lírico. Levi-Strauss,
al comienzo de Lo crudo y lo cocido, señala esta triple función de la música:
relato (Beethoven), código gramatical (Bach) y mito (Wagner)”.
Dos de sus libros que he de leer: La edad del espíritu y El
canto de las sirenas.
Añado: El árbol de lavida:
“Se lo diré en una frase: el hecho de vivir me asombra. Es
cierto que la filosofía nace porque tenemos conciencia de la muerte. Pero lo
asombroso es vivir. Y es tal asombro, la tentativa de describirlo, lo que está
en la raíz de mi filosofía”.
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