A la derecha, el alcalde de Rentería, el bildutarra Julen
Mendoza, que ayer dijo: “A aquellas (víctimas) a las que durante tiempo las he
considerado como los otros les traslado un profundo lo siento de todo corazón
por el sufrimiento padecido”. El segundo por la izquierda, Joxean Agirre, condenado
a 85 años de cárcel por los asesinatos de Angel Facal, Máximo García Kleiner, y
Joseph Couchot. Salió de prisión tras cumplir 18 años de la pena con el título
de sociólogo. A su lado, entre uno y otro, en amable conversación, el portavoz
del PP, José Mnuel Herzog.
“Miguel Buen, exalcalde socialista de Rentería (1987-97),
recuerda, entre los asesinatos de ETA más impactantes en su localidad, el de
Vicente Gajate, socialista y policía municipal, en octubre de 1984, porque, al
poco, murió su madre, trastornada, y su padre se suicidó. También los de los
ediles del PP, José Luis Caso y Manuel Zamarreño, en 1998, en pocos meses, con
la singularidad de que el segundo había sustituido al primero. Un comando de
ETA batió una marca de impiedad al regresar para rematar a dos guardias civiles
cuando comprobó que, tras el atentado, no fallecieron. En 1982, la banda
ametralló a tres obreros, de los que uno falleció, al confundirlos con
policías.
En marzo de 1993, los terroristas quemaron una furgoneta de la Ertzaintza , resultando
heridos los policías ocupantes, uno de ellos desfigurado de por vida. El PSE,
que gobernó Rentería la mayoría de estos últimos 34 años, sufrió una saña
especial. Su sede fue asaltada 27 veces y en uno de esos ataques su alcalde,
José María Gurrutxaga, sufrió un linchamiento del que salvó la vida
milagrosamente.
Grupos parapoliciales asesinaron en los ochenta a
Jesús María Ijurko, de HB, y al trabajador José Antonio Cardosa.El alcalde de
Bildu y los concejales de la oposición, la semana pasada, en la clausura de un
ciclo de cine sobre ETA”.
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“A todos los que piensan que por estar en la política
pierden dinero, quiero pedirles que la dejen cuanto antes. España obtendría un
triple beneficio: por un lado, aumentaría el PIB, que se incrementa cuando las
personas elevan sus ingresos legales. Por otro, crecería la recaudación por
impuestos. Y en tercer lugar, se evitarían las tentaciones de corrupción que en
este momento, al descubrirse, han hundido la bolsa y disparado la prima de
riesgo. Así que, en nombre de todos, por el bien de todos ¡no sigan perdiendo dinero,
por favor!”— Santiago Fernández Díez-Picazo.
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