viernes, 15 de febrero de 2013

Las ventajas de ser un marginado


           
               Cada generación de adolescentes ha de tener su entrada particular a la vida, sus ritos para encararla. Antes había novelas que ayudaban, héroes de la edad con los que sufrir, gozar e identificase, con los que aprender cómo sobrellevar la amenaza de la muerte, adaptarse al crecimiento, aprender a relacionarse con las mujeres, a amarlas sin perder la independencia. Ahora están las películas y más cosas, aunque no sé cuáles, la adolescencia me pilla lejos y mis hijos ya la han pasado. 

               En Las ventajas de ser un marginado se ven todas esas cosas y se adivina que puede seguir cumpliendo la función. Se añaden algunas cosas de las que en las antiguas novelas no se hablaba con tanta claridad, el suicidio, la homosexualidad, la enfermedad, las drogas, el trauma derivado de los abusos en la infancia. Por lo demás hay chicos guapos y chicas irresistibles, hay padres distantes y mucha torpeza y confusión como se espera que ocurra en los adolescentes, timidez y necesidad de amigos. La acción sucede en un instituto de secundaria americano, con chicos entre los 16 y los 17 años, con profesores que ayudan mucho y otros no tanto.

                 Si yo tuviera esa edad -¿quién quiere volver a la adolescencia?- me gustaría verla y si fuese padre con hijos llenos de granos les animaría a ir a verla. Parece que la peli adapta una novela escrita por el propio director novel, Stephen Chbosky, lo que le da autenticidad.

No hay comentarios: