Ahora, en el avión, de camino a Tahití, hay una pareja bastante disfuncional unos asientos por delante. Él es un hombre corpulento mayor que el doctor Streeter pero mejor conservado y ella una chica muy joven a la que le falta la dentadura superior. Los dos tienen la piel oscura. Hay un momento en que discuten y ella quiere levantarse y salir. Pero él la coge de la pierna y la obliga a sentarse. Hasta que consigue saltar por encima de él salir al pasillo y buscar asiento al lado de la ventana junto a Mary Jo. La chica habla torpemente pero consigue decir que es esquimal -inuit-, que los dos, él y ella, van a Hawai, que tiene dieciséis años. Mary Jo le dice que va a ir a la parte de atrás del avión. Allí podrán hablar sin miedo. Pero cuando Mary Jo llega hasta el último de los asientos ve que la chica no la ha acompañado. Cuando vuelve a su sitio, ve como la chica ha recuperado su lugar frente al hombre corpulento, ve cómo le está besando la cara, los labios, las mejillas, los ojos del hombre, cómo le lame su gruesa nariz. Mary Jo siente una gran repugnancia.
miércoles, 6 de febrero de 2013
La esquimal, otro relato de Alice Munro
Ahora, en el avión, de camino a Tahití, hay una pareja bastante disfuncional unos asientos por delante. Él es un hombre corpulento mayor que el doctor Streeter pero mejor conservado y ella una chica muy joven a la que le falta la dentadura superior. Los dos tienen la piel oscura. Hay un momento en que discuten y ella quiere levantarse y salir. Pero él la coge de la pierna y la obliga a sentarse. Hasta que consigue saltar por encima de él salir al pasillo y buscar asiento al lado de la ventana junto a Mary Jo. La chica habla torpemente pero consigue decir que es esquimal -inuit-, que los dos, él y ella, van a Hawai, que tiene dieciséis años. Mary Jo le dice que va a ir a la parte de atrás del avión. Allí podrán hablar sin miedo. Pero cuando Mary Jo llega hasta el último de los asientos ve que la chica no la ha acompañado. Cuando vuelve a su sitio, ve como la chica ha recuperado su lugar frente al hombre corpulento, ve cómo le está besando la cara, los labios, las mejillas, los ojos del hombre, cómo le lame su gruesa nariz. Mary Jo siente una gran repugnancia.
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