domingo, 9 de diciembre de 2012

Sin tregua (End of Watch)


¿Qué tiene esta peli que merezca la pena desplazarse para ir a verla? ¿Es una peli más de polis y acción? Tiene trapicheos, asaltos, infracciones, todas esas cosas que las pelis de género nos han acostumbrado a suponer que suceden en las grandes ciudades americanas, aunque por aquí también comenzamos a ver cosas parecidas como en la reciente Grupo 7. Sucesos que acaban con un gran asunto, sea la corrupción de las autoridades, la mafia, el tráfico de droga al por mayor o todo mezclado. Ese es el hilo argumental previsible. Aquí, los dos protas interfieren en un asunto del cartel mexicano de Sinaloa, que los perseguirá a muerte. Hay un segundo hilo, las relaciones que se establecen entre los policías, las relaciones de poder, las familiares o la amistad entre los dos polis que patrullan juntos. También en esta peli está todo eso, pero la variación fundamental está en la relación que se establece entre los dos polis que van y vienen en el mismo coche patrulla. Dos jóvenes que comienzan a organizar su vida, uno blanco y otro chicano, sus conversaciones sobre la vida, sobre la familia en particular, opiniones muy conservadoras como se supone que debe ser, la fragilidad a que se exponen por haber escogido ese oficio, el fuerte vínculo que se establece entre ellos, una relación más allá de la amistad, incluida cierta ambigüedad.

            El montaje traba los dos hilos argumentales, graduando el interés y la tensión, la planificación los aproxima al espectador, con planos muy cercanos, en movimiento o fijos, simulando las tomas de las minicámaras que se están poniendo de moda, como si se recuperase aquella cámara al hombro de la nouvelle vague. Todo eso hace que la interpretación y la química entre los dos protas sea fundamental, y lo es: consigue trasmitir la claustrofobia que se debe sentir dentro del coche y la levedad de sus vidas cuando la amenaza de los malos es tan presente.

            La peli se sigue bien, con interés, ¿pero basta? Este tipo de pelis que siguen cultivando el género tienen un problema, que existen las series y que está el modelo The Wire, y que una peli nunca podrá ahondar como ellas en la psicología de los personajes, en la complicación de la trama, en la aproximación a la densidad de una novela, como sí que pueden hacer las buenas series. Aunque quizá sí que haya algo diferencial: la mezcla de serena relación amistosa entre los protagonistas y la progresiva tensión a la que la calle les somete hasta la desatada secuencia final.

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