lunes, 17 de diciembre de 2012

De óxido y hueso (De rouille et d'os)



            Tipo uno. Imagina que trabajas con orcas amaestradas, que tienes una vida más o menos normalizada, salario, amistades, familia, que tu trabajo se desarrolla con rutinas y seguridades, pero que un día se rompe la barrera y el tinglado se viene abajo, el agua salada te invade, te sumerge y tus piernas desaparecen a dentelladas. Bien, tampoco es el fin del mundo, ¿quién no ha oído hablar de prótesis?, la ortopedia ha avanzado que es una barbaridad, todo el mundo sabe quien es Oscar Pistorius. Tras la debida adaptación se puede hacer una vida normal.

            Tipo dos. Cosa bien distinta son los desarreglos psíquicos. ¿Cuánta gente los arrastra sin solución, y con ellos a los padres impotentes, a la persona que le escogió como pareja equivocadamente por falta de información o por exceso de sentimiento? ¿Qué hace una persona así, si, además, de golpe, tiene que hacerse cargo de un hijo de cinco años que apenas conoce? Termina por quedarse sólo en el mundo, aunque haya alguien en la familia que le eche una mano, antes de llegar al límite de resistencia. De momento no hay prótesis para las insuficiencias psíquicas.

            ¿Qué pasa si ponemos en contacto a los dos tipos? Parece que puede haber una cierta simbiosis, en todo caso podrían estar en mejores condiciones para comprenderse, aunque es difícil, el tipo dos tiene difícil arreglo.

            Añadamos el contexto, la trama, la atmósfera que toda peli necesita si no se opta por el docudrama. El encuentro en una discoteca -solemos asociar discotecas con testosterona-, hombres débiles y hombres con la masculinidad a rebosar y mujeres necesitadas. Los bajos fondos que presumimos en el mundo de los seguratas; trabajos de espionaje, cámaras, a favor de empresarios sin escrúpulos, el boxeo thai, ilegal, apuestas, dinero fresco y negro a cambio de dolor y valentía. Pongamos a trabar ahí a los sentimientos: la mujer sin piernas, el hombre tarado, el hijo a cargo de ese hombre y una contingencia, un momento excepcional –tuve que levantarme de la butaca, mirar hacia otro lado, volverme a sentar.

            Alguien ha comparado esta peli con Intouchables. Bueno, es como comparar la Giralda con las Torres Kio, arquitectura vertical, es un decir. Nada que ver. De todos modos alguien podría pensar que esta no es una peli romántica, se equivocaría, es una peli romántica, aunque al modo siglo XXI, con un romanticismo desdibujado, enmascarado, pero es una peli llena de emociones, pero no las baratas y estimuladas emociones de Intouchable.

            De óxido y hueso es una peli viva, dinamismo, fuerza, intensidad. Sólo por la interpretación de Marion Cotillard merece la pena. La música, el montaje. Quizá haya excesos, en el metraje, en esa atmósfera flou que la atraviesa, ¿innecesaria?, y también el final final, ¿era necesario que acabara así, justo después del golpe de angustia? Creo que el final lastra el resultado y puede cabrear a malquiera, a mí, por ejemplo. Pero es una buena pelí.

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