
Tipo dos.
Cosa bien distinta son los desarreglos psíquicos. ¿Cuánta gente los arrastra
sin solución, y con ellos a los padres impotentes, a la persona que le escogió
como pareja equivocadamente por falta de información o por exceso de
sentimiento? ¿Qué hace una persona así, si, además, de golpe, tiene que hacerse
cargo de un hijo de cinco años que apenas conoce? Termina por quedarse sólo en
el mundo, aunque haya alguien en la familia que le eche una mano, antes de
llegar al límite de resistencia. De momento no hay prótesis para las
insuficiencias psíquicas.
¿Qué pasa si
ponemos en contacto a los dos tipos? Parece que puede haber una cierta
simbiosis, en todo caso podrían estar en mejores condiciones para comprenderse,
aunque es difícil, el tipo dos tiene difícil arreglo.
Añadamos el
contexto, la trama, la atmósfera que toda peli necesita si no se opta por el
docudrama. El encuentro en una discoteca -solemos asociar discotecas con testosterona-,
hombres débiles y hombres con la masculinidad a rebosar y mujeres necesitadas. Los
bajos fondos que presumimos en el mundo de los seguratas; trabajos de
espionaje, cámaras, a favor de empresarios sin escrúpulos, el boxeo thai,
ilegal, apuestas, dinero fresco y negro a cambio de dolor y valentía. Pongamos
a trabar ahí a los sentimientos: la mujer sin piernas, el hombre tarado, el
hijo a cargo de ese hombre y una contingencia, un momento excepcional –tuve que
levantarme de la butaca, mirar hacia otro lado, volverme a sentar.
Alguien ha
comparado esta peli con Intouchables. Bueno, es como comparar la Giralda con las Torres
Kio, arquitectura vertical, es un decir. Nada que ver. De todos modos alguien
podría pensar que esta no es una peli romántica, se equivocaría, es una peli
romántica, aunque al modo siglo XXI, con un romanticismo desdibujado,
enmascarado, pero es una peli llena de emociones, pero no las baratas y
estimuladas emociones de Intouchable.
De óxido
y hueso es una peli viva, dinamismo, fuerza, intensidad. Sólo por la
interpretación de Marion Cotillard merece la pena. La música, el montaje. Quizá
haya excesos, en el metraje, en esa atmósfera flou que la atraviesa, ¿innecesaria?,
y también el final final, ¿era necesario que acabara así, justo después del
golpe de angustia? Creo que el final lastra el resultado y puede cabrear a malquiera,
a mí, por ejemplo. Pero es una buena pelí.
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