
En este recibimiento ya estaba prefigurada la derrota. Las
sociedades que optan por la épica no quieren héroes tristes o que vuelvan con
las manos vacías o que no hayan sido capaces de dar la batalla. ¡Si al menos
tuvieran buenos poetas! Los que rodeaban a Mas ese día eran poetas achacosos a
los que ha abandonado la chispa.
La política
catalana, desde Tarradellas, ha cabrioleado entre el fulgor adolescente y el
sector negocios. Todos los partidos, en una u otra fase de su evolución, se han
decantado por el lado radical, desdeñando la vulgaridad del pragmatismo. Así,
el pall de paller de Cataluña, CiU, teniendo los negocios a buen recaudo,
ha sucumbido a la tentación adolescente ensayando la vía de Moisés a la tierra
prometida.
Esquerra, aún cuando en algún momento pudo parecer que tenía un
liderazgo pragmático, nunca ha dejado de ser el partido de los adolescentes por
excelencia: la ensoñación de la
Patria , unos Països Catalans tan irreales como fáciles
de dibujar sobre la arena. Todas sus coaliciones de gobierno han acabado en
susto o muerte para sus coaligados. ¿E Iniciativa? Es un partido que vive en el
limbo de la revolución pendiente, falangistas de la izquierda. Hay un sector de
la sociedad a quien le agrada mecerse en ese colchón de plumas que cuelga de la luna.
Si el PP tiene un alma liberal, eso en Cataluña nunca se ha visto: sólo el rastro
de poder y su reparto, eso que vale en general para los partidos de la derecha, lo ha hecho el PP en Cataluña sin disimulo. Es inverosímil que alguna vez haya
podido representar al sector achicado de la sociedad, pero lo hizo porque sus
votantes no tenían adónde ir, aunque él les devolviese la petición de amparo tratándolos como si fuesen emigrantes y no pudiesen ser otra cosa.
Pero ha habido un
partido que ha tratado peor que el PP a sus votantes: el PSC. Para el PSC sus
votantes no pueden hacer otra cosa que aceptar su condición subsidiaria y dejar
que otros les representen sin pedir nada a cambio. Su error, el error del PSC ha
consistido en creer que el conformismo de sus votantes sería para siempre, que
nunca pedirían protagonismo, ni siquiera, cuando, imitando a la derecha, sus líderes corrían sin recato a por los cargos extraordinariamente bien remunerados.
La llegada de Ciutadans
ha sido una bocanada de realidad. Es verdad que comenzó vacilante y atemorizado
por los insultos, que asumió su condición negativa y se envolvió en la capa lastimera
de la lengua discriminada, pero ha sabido reaccionar y ya las balas retóricas
rebotan en su traje de neopreno y caen al suelo como pétalos de margaritas. Los
votantes de Ciutadans ya no tienen miedo, al contrario, han encontrado la vía
afirmativa. Ciutadans les ofrece un discurso positivo –nadie quiere verse
representado por un llorón, nadie se conforma con rebuznar por las esquinas-,
les ofrece un mástil seguro al que agarrarse con firmeza, algo que nadie les
había dado hasta ahora: Cataluña es mi tierra, España mi país y Europa el
fututo. De momento, grupo parlamentario, han multiplicado por tres a sus representantes y, anunciando el futuro, han sobrepasado a Iniciativa en Tarragona.

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