La protesta
del 15-M tenía sentido, toda aquella multitud, aún está ahí el incomprensible sistema español que no
persigue y castiga a quienes teniendo una posición de privilegio desde la que
podían hacer fechorías las hicieron impunemente, abusaron, desfalcaron, engañaron, corrompieron, están en la calle con el dinero
a buen recaudo y sus empresas quebradas, o, simplemente malos gestores, siguen en lo más alto como si nada. La protesta
del 15-M ha sido secuestrada por los grupos antisistema, un puñado de
manifestantes que se agrupan alrededor del Congreso, con la intención, si les
dejaran, de asaltarlo y convertirse en representantes para hacer no se sabe qué
sin que nadie les haya elegido. Gozan de credibilidad, se les televisa en
directo, y se les azuza a que sigan o se les alaba o se les disculpa por
hombres, por tertulianos -esa plaga- de traje y corbata que dicen tonterías,
las mismas, un día detrás de otro, y por ellas se les paga.
Qué ofrecen
esos asaltadores frustrados y secuestradores del 15-M. No ofrecen nada, como
nada ofrecen esas nuevas figuras que han saltado a los medios, Mas, Mintegui, el
tronituante Beiras, recién emergido del Océano, qué ofrecen aparte de la exclusión a un alto porcentaje de españoles, nada de nada: nada
que alivie la crisis, nada que la resuelva, ninguna apuesta que nos saque
cuanto antes del mal en que nos encontramos. Sólo verdura podrida ofrecen,
cosas viejas, pasadas, y con gente dispuesta a comprársela, quizá porque
apoyándoles, jaleándoles muestran su protesta, su cabreo. Figuras de atrezzo,
segundones que han visto el escenario desocupado y se ofrecen para encandilar
al público.
Y los
otros, los partidos respetables, qué ofrecen. Cinco años llevamos con la crisis
a cuestas y no han salido a hablarnos con claridad y contundencia, como se
recuerda a Churchill que habló ante la amenaza de los nazis, que nos pidan lo
que nos tengan que pedir pero que nos hablen claro, por qué no lo hacen. Ya se
ve su disminuida credibilidad, cómo la gente no confía en ellos y les da la
espalda. El PSOE zombi hundiéndose por todos sus méritos, el PP por el mismo camino, poco
a poco se irá hundiendo. Pero cómo podríamos alborozarnos por ello. No me
gustan, el PP y el PSOE, pero qué vendría después, quién en su sano juicio
pondría sus manos en esos segundones que ofrecen el vacío y el abismo, por el mismo
precio las dos cosas, el vacío y el abismo: los Mintegui, Beirás y Más, quién en su sano juicio. O
los sindicatos y la llamada cumbre social, ¡dios!, quién llama así a esa cosa,
cuál es su legitimidad para encumbrarse, quién ofrece aquiescencia a los Toxo y
Méndez, con sus huelgas generales que tan pocos seguidores tienen, que convocan
por inercia, ¿para qué?, y su referéndum contra los recortes, para qué ese referéndum, qué
pasaría al día siguiente. Ya basta de gente que ofrece lo de siempre, lo mismo,
ya basta de demagogos y facilones que protestan porque sí.
¿Es que no hay hombre con autoridad en este país? Nadie que
diga vamos a reunirnos, a discutir y decidir y ofrecer algo, una salida, una luz, alguien que nos
exija esfuerzo y sacrificio a todos por igual para salir del hoyo.

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