lunes, 22 de octubre de 2012

El declive de la violencia


             Las preguntas están cambiando y ya se sabe que cuando cambian es que nuestra relación con el mundo y con la vida también lo hace.

             "¿Son los seres humanos esencialmente buenos o malos? ¿El siglo pasado ha sido testigo de un progreso moral o de un hundimiento moral? ¿Tenemos razones para mostrarnos optimistas respecto al futuro? ¿Qué le debemos a la Ilustración? ¿Existe un vínculo entre el movimiento de los derechos humanos y la campaña por los derechos de los animales? ¿Por qué el porcentaje de homicidios es superior en los estados del sur de EE.UU. que en los del norte? ¿Son hereditarias las tendencias agresivas? ¿La disminución de la violencia en ciertas sociedades concretas podría atribuirse a un cambio genético en los miembros de las mismas? ¿Qué relación guarda el coeficiente intelectual de un presidente con el número de muertes en combate en guerras en las que ha participado Estados Unidos? ¿Nos estamos volviendo más inteligentes? ¿Un mundo más inteligente es un mundo mejor?"

             A esas preguntas responde, en Los ángeles que llevamos dentro, Steven Pinker, psicólogo cognitivo (Montreal, 1954). Mientras llega a las librerías leamos lo que tiene que decir sobre el tema de su libro, el declive de la violencia.

Esta es la tesis de Pinker
“Aunque parezca mentira -y la mayoría de la gente no lo crea-, la violencia ha descendido durante prolongados períodos de tiempo, y en la actualidad quizás estemos viviendo en la época más pacífica de la existencia de nuestra especie. Todas las estimaciones sobre el número de guerras y de muertos muestran un pronunciado descenso”.
"Hace 200 años, nadie hubiera considerado la pena de muerte como una forma de violencia -lo habrían llamado justicia-, y al bullying entre menores lo habrían llamado chiquilladas. Sin embargo, hoy nos preocupa mucho más, y por eso vemos más violencia a nuestro alrededor".
 "Vivir en el siglo XX resultaba al menos cinco veces más seguro que vivir en una sociedad tribal".
 "Identifico cinco fuerzas pacificadoras esenciales : el gobierno, que penaliza la agresión; el comercio, que hace que otras personas sean más valiosas vivas que muertas; el cosmopolitismo, que anima a la gente a empatizar con los demás; la feminización, que devalúa al machismo y a las culturas violentas basadas en el honor, y la expansión de la razón, que considera la violencia como un problema cerca de su resolución"
Esas fuerzas refrenan nuestros cinco demonios que, según Pinker son: el impulso depredador, el afán de dominio, el fanatismo ideológico o religioso, la venganza y el sadismo. 
"Tristemente, es mucho más fácil para un solo individuo -un Hitler, un Stalin, un Mao- provocar un gran daño que hacer mucho bien. Muchas de las fuerzas benévolas que describo han aparecido a través de cambios graduales de mentalidad que, poco a poco, se han extendido entre la población, pero no debido a la influencia de un solo pensador o líder. Pese a ello, existen algunos pensadores heroicos en lo que respecta a la reducción de la violencia. Citaré tres ejemplos: Cesare Beccaria, cuyo análisis de los castigos criminales ayudó a abolir torturas detestables; los forjadores de la Declaración de la Independencia y la Constitución de EE.UU., que establecieron la conveniencia de la democracia liberal, y Mahatma Gandhi, que explicó la lógica de la resistencia no violenta".
 "Los moralistas y activistas políticos tienen incentivos para decir que las cosas son terribles y están empeorando; de otra forma, ¿quién los escucharía?"

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