jueves, 25 de octubre de 2012

Las cuatro fases de la tecnología



            Las tecnologías una vez que aparecen evolucionan en cuatro fases básicas. En la Fase I los productos de la tecnología son tan valiosos que se guardan celosamente. El papel, por ejemplo, se inventó como papiro en el antiguo Egipto, y hace mil años en China tal como lo conocemos hoy. Era tan valioso que los sacerdotes lo guardaban con gran celo. Michio Kaku (La física del futuro, 2011) pone el ejemplo de cuatro tecnologías básicas: el papel, el agua corriente, la electricidad y los ordenadores. El papel, primera y humilde tecnología, hizo posible el nacimiento de las civilizaciones.

            El papel entró en la Fase II hacia 1450, cuando Gutenberg con la imprenta y sus tipos móviles hizo posible el libro personal, que podía contener todo el conocimiento acumulado en cientos de papiros. Antes de Gutenberg apenas había 30.000 libros en toda Europa, en 1500, 9 millones, lo que estimuló la avidez intelectual, la llegada del Renacimiento y la Revolución Científica. Hacia 1930, llegó la Fase III del papel, cuando su precio cayó hasta un céntimo la hoja, lo que hizo posible la biblioteca personal. Nació la bibliomanía, una persona podía poseer cientos de libros. El papel se convirtió en algo corriente que se vendía por toneladas. Ahora, dice Kaku, es invisible y ubicuo, apenas reparamos en él. Hoy, estamos en la Fase IV, en la que el papel se relaciona con la moda: en la decoración, colores, formas, tamaños. También es la mayor fuente de basura urbana. De un objeto guardado en secreto ha pasado a convertirse en basura.

            Lo mismo ha sucedido con el agua corriente. Durante miles de años un pueblo entero se reunía en torno a un valioso único pozo (Fase I). Esa fase duró hasta comienzos del siglo XX cuando las cañerías fueron entrando en las casas (Fase II). Después de la 2ª Guerra Mundial el agua se convirtió en algo barato al alcance de la clase media (Fase III). Hoy el agua es un medio de expresión estética, usándolo en fuentes decorativas y exhibiciones (Fase IV).

            Poco después de Edison una fábrica disponía de una sola bombilla y un motor eléctrico, que tenían que ser compartidos (es la Fase I de la electricidad). Tras la 1ª Guerra Mundial la bombilla y el motor pasaron a ser de uso personal (Fase II). Hay la electricidad está en todas partes, apenas reparamos en ella, incluso la palabra “electricidad” apenas aparece en el lenguaje. En festividades como la Navidad la derrochamos en decoración (Fase III). En la Fase IV, tanto el agua corriente como la electricidad se han convertido en servicios públicos. Se consumen en grandes cantidades, son baratos, hasta el punto que lo medimos con contadores.

            Lo mismo pasa con los ordenadores, hemos asistido a su rapidísima evolución en las últimas décadas. En la Fase I, IBM creó su procesador central en los 50. Era tan valioso que lo compartían un centenar de científicos e ingenieros. En la década de los 80 se creó el ordenador personal (Fase II). Asegura Kaku que IBM casi estuvo a punto de quebrar por no valorar la ley de Moore, según la cual cada dos años se duplica el número de transistores en un circuito integrado. Lo mismo ocurrió con los fabricantes de ordenadores que pensaron en un mundo de ordenadores independientes sobre una mesa, aislados de los demás. La Fase III comienza cuando los ordenadores se conectan a Internet, abriéndose al mundo. El ordenador personal, hoy, es un objeto de museo. A no tardar, en la Fase IV, decoraremos nuestro mundo con ordenadores. La basura urbana, asegura Muchio Kaku, ya no será el papel, sino los chips. La conexión a Internet será un servicio público como el agua y la electricidad. Los chips desaparecerán a medida que el procesamiento se haga en el cloud computing, en la nube.

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