"Hace muchos años que leí a Blake. Es el más grande de los poetas ingleses. Mayor que Shakespeare. Shakespeare era un genio torrencial, quien lo duda, que a veces se deja llevar por el verbalismo. El espíritu de Blake me parece superior. Este aforismo suyo -“El gusano perdona al arado que lo ha partido”-, resume el género, tal como yo lo entiendo. El aforismo, a diferencia de la máxima, se desentiende de lo humano. Ese gusano responde a un anticipo de la moral nietzscheana, de ese estar por encima del Bien y del Mal. A la prosa de Blake no se le ha dado la importancia que merece. Y es magnífica".
(Cristobal Serra)
La noche de júbilo de Enitharmon |
Son gente
como Rousseau, De Maistre, De Bonald, Hamann, Herder, Burke o William Blake
(1757 -1827) cultos, inteligentes, con una fuerte voluntad por no hacer
concesiones al gusto de la época, radicalmente individualistas, con un mundo
personal que reniega del presente, que ofrecen valores atractivos pero mirando
hacia atrás. Isaiah Berlin los llamó contra-ilustrados.
Esa
añoranza se ve en la muestra que Caixaforum Madrid ofrece de William Blake,
aunque en su caso más que añoranza de un mundo que está a punto de perderse, habría
que hablar de reencantamiento.
Como los
reaccionarios del XIX, Blake es moderno y conservador a un tiempo. Rechaza la
industrialización, pero exhibe los cuerpos desnudos de hombres atléticos y
mujeres que se afirman, se anima con las revoluciones francesa y americana pero
luego siente su decepción, defende la igualdad de la mujer, la igualdad sexual
y racial, pero a través de su poesía y de sus imágenes busca una solución en el
misticismo. Su método, la imaginación: "La imaginación no es un estado: es la
existencia humana en sí misma".
Desde joven
tuvo conciencia de su singularidad y voluntad para hacer una obra propia. Sin
embargo, su oficio de grabador apenas le daba para sobrevivir. Empizó con
láminas pequeñas para sus libros proféticos en los que aparecían mujeres y
hombres encadenados en la época de la revolución. De 1793 son sus Visiones
de las hijas de Albión.
Pintaba
sobre cartón corriente aplicando fuerza y densidad, luego lo imprimía en papel
que coloreaba con acuarelas. Es académico en las técnicas pictóricas -imita a
Miguel Ángel, a Rafael en la línea, en el contorno preciso-, pero experimenta en la composición, introduce
el texto en el lienzo, inventando la viñeta; es formalmente clásico, pero el
espíritu es gótico. Un mundo lleno se símbolos y alegorías, con referencias a
los cuatro elementos, agua, cielo, rocas, fuego.
En su mundo
personal está presente la religión. Blake creía que la caída no había tenido
lugar en el Edén (“Elohim crea a Adán”, 1795), sino en el momento de la
creación, cuando se obligó al hombre a salir del reino espiritual y cobrar
cuerpo. Por eso pinta seres encadenados -ángeles, hombres-, que están atados
a lo material: el ángel malo con fondo rojo (fuego) frente al ángel bueno con
fondo azul (agua) (“El ángel bueno y el ángel malo”, 1795). La maldad del ángel
malo fue fruto de los “efectos
devastadores de una exposición excesiva a la luz”. “Perfecto eras hasta que
estalló en ti la maldad” (1805). Sin embargo, el mal es representado como
energía, frente a la pasividad del bien. Las cadenas también se refieren a las
leyes, a las restricciones sociales que encorsetan la libertad.
Blake es
perfecto para las ideas simples que trasmite la cultura pop: el mundo del
cómic, la música y los alucinógenos de los 60 y 70 le tiene entre los suyos,
como a Rousseau la izquierda. Siempre está presente el didactismo: las líneas
claras, definidas, los colores puros, intensos, la exposición esquemática de
los temas: bien/mal, rojo/azul.
Para ello “recupera a los artistas del renacimiento -Rafael, Guilio Romano, Durero. Como en Miguel Ángel, como en el gótico el cuerpo representado expresa valores espirituales. “El cuerpo debe construirse desde la visión interna, no desde la observación de la naturaleza”. O ilustra la Divina Comedia.
Para ello “recupera a los artistas del renacimiento -Rafael, Guilio Romano, Durero. Como en Miguel Ángel, como en el gótico el cuerpo representado expresa valores espirituales. “El cuerpo debe construirse desde la visión interna, no desde la observación de la naturaleza”. O ilustra la Divina Comedia.
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