| Ayuntamiento |
| Virgen Puerta de la Aurora |
En la muy
católica Lituania la mayoría de sus monumentos son iglesias, entre barrocas y
neogóticas, aunque quedan unos pocos edificios asociados a la leyenda de su
poder cuando aliada de Polonia fue capaz de derrotar a los guerreros teutones
en la batalla de Grunwald y de convertir en vasallos a los rusos. Lituania usó, y sigue usando, el catolicismo como fermento de la patria frente a Rusia.
| Santa Teresa |
Si
recorremos Vilnius desde el castillo hacia la catedral, en la parte alta del
casco viejo, en la Puerta
del Amanecer, sobre el arco, una capilla guarda una imagen de la virgen
chapada en plata, que como en las demás puertas vigila y protege la entrada a
la ciudad. Delante se celebran multitudinarias manifestaciones de fervor
religiosos. Un poco más abajo, tres iglesias merecen la visita, la barroca de Santa
Teresa con frescos en la bóveda sobre la santa y exquisita labor de encaje
con el estuco y coloristas retablos; la ortodoxa rusa del Espíritu Santo,
en cuyo interior están expuestos los restos supuestamente milagrosamente
preservados de los santos de la ciudad Antonio, Iván y Eustaquio; al otro lado
de la calle, tras la bella puerta Basilia, se esconde la iglesia uniata -de
rito ortodoxo y obediencia papal- de la Santísima
Trinidad , lo que queda de un antiguo monasterio.
| Ortodoxa del Espíritu Santo |
| Católica de Santa Ana |
De lo que
más orgullosos están los lituanos es de su Catedral, sucesivamente
construida, destruida y reconstruida desde el XIII al XVIII, acabando en un inesperado estilo
neoclásico con enormes columnas y frontones y con usos diversos desde su
inicial función religiosa hasta pinacoteca en el XX, pasando por el proyecto
soviético de convertirla es taller de reparación de camiones, hoy de nuevo
católica. En la hermosa plaza de la catedral, junto a esta, destaca el campanario
exento, antigua torre de la muralla. Desde ahí en una colina cercana se ve
la torre de su desaparecido castillo, gloria medieval, y al lado, la colina de
las tres cruces, símbolo de la ciudad, réplica de las destruidas por los
soviéticos.
Del afamado
barrio judío, referencia en los estudios del Talmud antes de la guerra –el 40%
de la población era judía: unos 250.000-, que fue el segundo gueto judío
durante la guerra mundial, quedan casas reconstruidas tras ser arrasado por
nazis primero y soviéticos después.
Algo
descentrada se halla la Iglesia
de San Pedro y San Pablo, llamativa por la exuberante ornamentación en
estuco, obra de reputados artistas barrocos italianos, más de 2000 figuras de
ángeles, demonios, escenas bíblicas y hechos históricos. Es el mausoleo de un
adinerado militar del XVII. Es curiosa su lámpara barco hecha con cuentas de
cristal bajo la cúpula.
Una
curiosidad de Vilnius es una llamada República Independiente de Uzupis, un
barrio de artistas con constitución alternativa, cuyos curiosos artículos
pueden leerse en una de sus paredes, presidente, bandera y día de la
independencia, aunque le queda mucho, como a toda la ciudad, para que fragüe
como lugar de interés turístico.

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