En la peli
canadiense, o mejor quebequesa, Monsieur Lazhar, se cruzan dos asuntos
que el director trata con habilidad: un inmigrante argelino que pide asilo
político porque dice estar perseguido por una innominada organización
terrorista y una clase de niños de primaria, alguno de los cuales ven cómo su
profesora se cuelga de una tubería en su misma aula mientras los demás están en
el recreo. Mr. Lazhar, el argelino, cuenta al juez que ha de aprobar su asilo
cómo su mujer y sus hijos murieron en el incendio provocado de la casa donde vivían,
por lo que tuvo que escapar de su país para no correr una suerte parecida. Los
niños de primaria viven en silencio entre la angustia y la culpabilización la
muerte de su profesora, sin que los adultos quieran hablar ante ellos del
asunto, porque hacerlo va en contra de los códigos vigentes sobre la muerte y lo
educativamente correcto.
Mr. Lazhar
se las ingenia para que la directora de la escuela le acepte como sustituto de
la profesora fallecida. Resulta que nunca ha sido profesor -en su país llevaba
un restaurante-, sin embargo con paciencia y serenidad intenta que los alumnos
trabajen recuperando la calma. Una calma que necesitan tanto los chavales como
él mismo. El problema surge cuando alienta a que los niños hagan ejercicios
sobre el dolor y la violencia. Es el momento en que sacan de su interior lo que
pugnaba por salir sin tener el cauce adecuado. Los padres protestan y también
la psicóloga del centro porque cree que se está invadiendo su territorio. A la
directora no le queda otra opción que hablar con Mr. Lazhar, descubrirle que
sabe lo de su situación irregular y mostrarle la puerta de salida.
En la línea
de las francesas Hoy empieza todo y La clase, esta peli es
prodigiosa en la manera de presentar los problemas, la muerte, el dolor, la
violencia, de forma sencillamente elegante, sin separarlos de la vida cotidiana
y rutinaria, como elementos del día a día. A ello contribuye la actuación de
los actores, en especial de Mohamed Fellag, el falso maestro argelino, sin
asomo de manierismo ni caricatura, pero también de los niños que nunca parece
que estén actuando. La peli aborda muchos temas de actualidad en la escuela, si
hay diferencia entre enseñar y educar, si se puede o está estrictamente
prohibido tocar a los alumnos –un cachete, un abrazo-, sobre la convivencia en
clase entre grupos étnicos o religiosos diversos, sobre los temas vedados en el
aula. En fin, esta es una de esas películas de la que seguir hablando a la
salida del cine y aun mucho después.
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