
Richard
Yates tiene una habilidad extraordinaria para señalar las carencias y las
necesidades de sus personajes, la inmadurez de Evan que se casa dos veces, dos
veces deja embarazadas a sus mujeres y en los dos casos en incapaz de asumir su
responsabilidad; la despreocupada alegría vital de Mary Donovan, la primera
mujer, que ve que Evan es aún más inmaduro que ella y lo deja; el exceso de
empatía de Rachel, la segunda esposa, que dice querer a todo el mundo aún
cuando el mundo que la rodea se caiga a pedazos; la mala suerte de Gloria Drake,
la madre, cuya inquietud, al no aceptar el paso del tiempo, se manifiesta
cambiando continuamente de apartamento, llevando a sus dos hijos sin padre de
aquí para allá o mostrando con descaro su hambre de hombres; la enorme
frustración de Charles Shepard, el padre de Evan, un militar que nunca estuvo
en combate y que se retiró como capitán de infantería, que sueña que su hijo
pueda alistarse para combatir en Europa, en los años de la Segunda Guerra
Mundial, de nuevo frustrado porque no podrá cumplir sus sueños e su hijo porque
los médicos lo rechazan; o Grace la hermosa pero alcoholizada esposa de Charles
encerrada en su casa sin contacto con el exterior. En fin, otros personajes
como Curtis Drake, Flash Ferris, la señora Talmage, cada uno definido por aquello que le falta, que no dejan de
buscar en vano y que se convierte en frustración.
La acción
se desarrolla en los inicios de los cuarenta cuando los jóvenes americanos
corrían a alistarse en el ejército llenos de ímpetu e ilusión, cuando sus
padres esperaban que cumpliesen con la patria y con lo que ellos no habían
podido hacer y sus esposas o novias, sin tanto entusiasmo, les despedían llenas
de aprensión. En el caso de Evan su vida, al ser rechazado por tener los
tímpanos perforados se desarrollará entre su afición a los coches que él repara,
su trabajo y el cansancio de la rutinaria vida familiar, entre hombres y
mujeres que como él no han encontrado un lugar que dignifique sus anodinas
vidas. El alcohol y las escapadas fuera de casa parecen el único consuelo. Yates
deja que sus personajes dialoguen o se mete en sus pensamientos para mostrarnos
sus miedos o su incapacidad de adaptación. Una novela extraordinaria como lo
son las otras novelas de Yates Vía revolucionaria o Las hermanas Grimes.
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