La crisis:
La palabra crisis apareció como un comodín que no dice nada.
Llegó cuando nadie sabía qué estaba sucediendo. Lo que tenemos no es una crisis
en el sentido tradicional, sino una situación estable en la que vamos a estar
decenas de años... Esto que han llamado crisis no es una alternativa, sino la
realidad misma. Se está desinflando la burbuja del capitalismo de los últimos
20 años, que era un disparate... Y si lo piensas bien no es tan trágico. Saldremos
de ésta, pero renunciando a muchas cosas. Los jóvenes son quienes lo tienen más
difícil porque se les ha convertido en los grandes acumuladores, en el
paradigma del consumo.
Los jóvenes:
El 15-M ha sido interpretado como un abandono del letargo,
pero no es así... Salir del letargo es darse cuenta de que han sido
malcriados, de que son niños caprichosos, de que este tipo de protestas de
minorías agraviadas corren el riesgo de convertirse en un sustituto de la Justicia... Tienen
que despertar del sueño de que han venido a hacer algo por la humanidad, porque
no es cierto. Es por ellos mismos por quienes deben hacerlo.
El PSOE:
Han sido demasiados desengaños. Mira el PSOE cómo está:
desmantelado. Para los de mi generación no era un partido, sino una iglesia.
Pero ya no pueden mantener los mascarones de proa ni el rumbo destructivo, tan
reaccionario, si miramos, por ejemplo, su actitud ante los nacionalismos.
Se exilia de Cataluña a Madrid:
Voy a ser padre en unos días y eso me llevó a pensar que el
egoísmo está de más. No queremos que nuestra hija sea educada en Cataluña. No
deseo que la eduquen unos ideólogos que la van a derivar hacia una situación
indeseable con el resto de los españoles. No quiero que me suceda como a un
amigo cuando su hijo de 8 años le preguntó: «Papá, ¿nosotros qué somos:
catalanes o fachas?». Ésa es la ideología imperante en los colegios y en las
universidades a través de la vigilancia extrema de los comisarios políticos del
nacionalismo. En Cataluña se da un totalitarismo blando parecido al peronismo
en Argentina.
La cultura:
Es una gran herramienta para salir del aturdimiento. Un
antídoto. En ella está la salvación. Resulta evidente que la deriva espantosa
del mundo occidental en los últimos 20 años es debida al arrinconamiento de los
viejos saberes. Hemos renunciado a 3.000 años de Historia. Estamos en un
momento en el que no sabemos lo que vendrá. Es un tiempo histórico distinto, en
el que no sabemos cómo se llamará aquello que hoy conocemos.
(El Mundo: 4.12.2011)
(El Mundo: 4.12.2011)
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