domingo, 5 de diciembre de 2010

Histeria anti controladores


Cuando sucede una catástrofe natural, un terremoto que arrasa una ciudad, un riada que anega un pueblo, un incendio que amenaza las casas que quedan en su trayectoria, sólo en segundo lugar o en tercero nos preguntamos por las causas que lo provocan, y nunca lo tildamos de salvaje o gritamos que se van a enterar, lo primero que hacemos es paliar los daños que causa cada uno de esos fenómenos y después prevemos qué hacer para que no vuelva a suceder o para contener los daños en el futuro. Pero incluso cuando nos enfrentamos a daños que ocasionan nuestros semejantes, sólo los muy imbéciles o los muy cínicos se ocupan del por qué mata ETA o los terroristas islámicos o los hombres que asesinan a sus parejas, antes que nada socorremos a las víctimas y luego exigimos al Estado que tome medidas -leyes- para que eso no vuelva a suceder.

En el asunto de los controladores de estos días, como en los ejemplos anteriores, la reacción ha sido deprimente, la de una sociedad infantilizada o embobecida, conducida por periodista tontos o muy cínicos y por un gobierno sobrepasado por el acontecimiento. A los ciudadanos -al menos así me ocurre- deberíamos preguntar por dos cosas:

1. Desde la crisis de hace seis meses, ¿que han hecho los responsables políticos para prever un suceso como el ocurrido?, ¿no han tenido tiempo suficiente para ello? En este asunto, como en otros -la crisis económica, por ejemplo- me es igual el PP o el PSOE, la cosa se arrastra desde hace años. Una vez más se demuestra que hemos elegido como nuestros representantes para solucionar los problemas comunes a los más ineptos y que agarrados a la ubre del Estado no hay manera de que la suelten. La política no sirve para repartir dinero en los buenos tiempos, sino para buscar soluciones a los problemas de todos y prever situaciones críticas.

2. La segunda pregunta que se me ocurre es por qué los medios de comunicación se han vuelto histéricos cargando irracionalmente contra los controladores como si fuesen el mismo diablo. Contra ellos sólo cabía una cosa aplicar la ley, suspenderlos, enviarlos a casa, despedirlos. En Europa los sueldos y la jornada laboral de ese trabajo son muy desfavorables con respecto a los españoles, por tanto no hubiese sido muy difícil sustituir a los españoles por alemanes, franceses o británicos -para ser controlodr no hace falta saber español- que verían sensiblemente mejoradas sus condiciones laborales y por tanto muy atractivo venir a España. Entonces por qué la histeria de los periodistas españoles: muy sencillo, sus empresas están en la ruina, sus puestos de trabajo dependen de que el gobierno actual siga manteniéndose. Así de simple. En la actual situación, la prensa española no es el mejor medio para estar correctamente informados y enfocar los asuntos con ecuanimidad.

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