miércoles, 24 de noviembre de 2010

Creadores de conformismo social


Probablemente ya no se fabrica el consenso como se hacía en las décadas pasadas. La prensa ya no tiene el poder que tenía y la tele se ha fragmentado de tal modo que los telediarios carecen de fuerza coercitiva. Sin embargo los que están encargados de la cosa actúan como si nada hubiese pasado y la mente de los ciudadanos fuese igualmente moldeable. Las nuevas generaciones de españoles son más cultos, más versados en nuevas tecnologías, más escépticos, lo que se traduce de momento en abstención y cansancio.

El ejemplo de la portada digital del periódico que aun se presenta a sí mismo como periódico de referencia. Al asociar Rivera, el candidato de ciutadans, con el Tea Party -es irrelevante al efecto que él diga que no tienen nada que ver- quiere hacer cundir la idea que transmite la élite sociopolítica catalana, que ese partido es de derechas, o fascista o cualquiera de las descalificaciones que sirven para desacreditar a quienes se opongan el consenso catalán.

Será reseñable para futuros estudios sobre el tema de la pérdida de confianza de los españoles en la prensa cómo la redacción del periódico en Barcelona, -y muchos de sus directivos en Madrid, tanto en El País como en la Ser o en Cuatro-, se ha entregado al grupo dominante nacionalista de Cataluña, despreciando al resto mayoritario de la sociedad. Algún día se enterarán del cómo y el porqué de la perdida del aura que el periódico tuvo. Lo mismo les sucede al resto de los grupos mediáticos españoles, divididos en dos tendencias políticas, que han perdido su capacidad de influencia y con ella, a pesar del chorro de dinero público que les mantiene, la posibilidad de poder mantenerse vivos durante mucho más tiempo.
Una mayoría de ellos [de los españoles], en la misma encuesta, dice que los medios les informan de los acontecimientos de una manera confusa y desordenada (de nuevo, para ser exactos, el 68,1%). Claro que el dato es inquietante. Pero, una vez más, la expresión de desconfianza puede ser el punto de arranque de dos conductas muy distintas. Una es refugiarse en el victimismo: no nos informan. La otra es buscar la información.

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