Si la realidad no concuerda con nuestros deseos, pues nos la inventamos.
Es tanto el deseo que el columnista del periódico, Lluís Bassets, tiene de que el declinar americano se confirme que después de enumerar los rincones del mundo donde América ya no manda va hasta Corea y escribe:
Los cañonazos entre las dos Coreas nos recuerdan que aún es posible una guerra como las de antes.Repaso las informaciones de los últimos días, me froto los ojos para mirar de nuevo la frase, y no hay manera, no veo intercambio de cañonazos por ningún lado. ¿La falsedad del primer sintagma será condición para que el deseo más o menos enmascarado que aparece en el segundo se haga realidad?
Parecidos problemas de desajuste ocular tiene la ministra Jiménez que para justificar su silencio o cobardía o indeterminación política ante Marruecos va al Parlamento y dice:
"Hoy empezamos a tener una visión más clara y adecuada de lo sucedido. ¿Dónde ha habido más víctimas mortales?. Por lo que vamos sabiendo, 11 en el lado marroquí y dos en el lado saharaui. Cualquier víctima merece igual reconocimiento y protección".Qué importa la secuencia de los hechos, la desproporción de la fuerza o la justicia de la causa. ¿Buscará en la cuestión del número la justificación para la inacción del importante departamento de exteriores que dirige?
A lo mejor es que, como dice, Joan Herrera, el candidato ex comunista en la elecciones catalanas,
Ha faltado un relato de izquierdas de lo que se ha hecho en siete añosSi se miran los resultados de las políticas que la izquierda ha aplicado en Cataluña y en España durante esos siete años -y no ha habido otras políticas- y el problema es cuestión de relatos, ¿qué quiere decir Herrera, que los políticos de izquierdas no han sido muy buenos engañando al personal o que deberían mutar su condición de malos políticos por la de aprendices de novelistas?
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