martes, 28 de septiembre de 2010

Piquetes informativos

En otro tiempo fueron necesarios los llamados piquetes informativos porque los trabajadores no disponían de medios para conocer los abusos, la opresión, la injusticia de que eran objeto, pero cómo podría hoy aducirse semejante desconocimiento para justificar la acción de dichos piquetes. ¿Convocada el 15 de junio para el 29 de septiembre, ha habido alguna huelga más publicitada en la historia que ésta? ¿Qué día han dejado de hablar de ella los periódicos, las radios o las teles?

En otro tiempo, la violencia o las amenazas o el miedo que utilizaban los patrones pudieron justificar las acciones de los piquetes como medio para establecer un equilibrio entre la fuerza de los poderosos y la debilidad de los débiles, pero ¿qué puede impedir hoy que un trabajador acuda libremente a su trabajo como no sean las cadenas o la inutilización de puertas o el amedrentamiento? Si un liberado sindical me impide entrar en mi trabajo, defiende mis intereses o los suyos? ¿Acaso los sindicatos y sus convocatorias no están protegidos por la ley, incluso alentados por políticos que tienen en sus manos modificar o sustituir la ley?

En democracia los sindicalistas no pueden torcer o retorcer la voluntad de los trabajadores, porque la violencia ha sido desterrada de la nación política, porque la democracia es el terreno del debate, el convencimiento, la seducción mediante el razonamiento. Si un partido político o un sindicato o un grupo de presión utiliza la violencia, el miedo o el terror queda de modo automático fuera de juego, fuera de la ley y, entonces, se convierte en un apestado -populista- o en un delincuente -grupos terroristas como ETA o las FARC- o bien, si su fuerza es superior a las fuerzas de la democracia, altera de tal modo la nación que acaba con ella y establece el reino de la ignominia: el fascismo, el comunismo.

Si los sindicatos son incapaces de movilizar a los trabajadores para que secunden la huelga tienen un problema: o se ha dejado de creer en su función, porque se consideren abusivas sus prerrogativas y privilegios, porque no se vean los frutos de su labor, porque hayan dejado de ser representativos, porque se vean como un grupo que sólo defiende logros parciales o sectoriales, al modo como se entiende que labora la mafia, o, alcanzado un nivel de burocratización, de rutina y pereza administrativa, de conformismo, son incapaces de informar o convencer o pelear en tiempo y modo por los derechos de quienes dicen defender.

Entonces, si es así, los sindicatos son instituciones inútiles, desfasadas, antiguas, de siglos pasados, y los trabajadores que trabajan, los que están es paro, los jóvenes que quieren trabajar y no pueden, los que han sido despedidos y nadie les quiere contratar, los que trabajan con contratos abusivos, los que se ven discriminados por diferentes motivos necesitan encontrar un modo nuevo de defenderse que está por llegar pero que llegará, porque asistimos a un periodo histórico en que todo cambia, esperando que el cambio sea para bien.

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