
El interés, por tanto, de La brújula de Noé, la última novela de Anne Tyler, reside en los problemas morales que se le plantean al protagonista tras descubrir que la mujer con la que está comenzando a relacionarse está casada, o "felizmente casada" como asevera la mujer con la que tropieza en el supermercado, y que resulta ser la madre. ¿Tiene derecho a entrometerse en la vida de una pareja formal con tal de satisfacer su propia felicidad? ¿A cuántas personas vuelve infelices su voluntad o su derecho de querer él mismo ser feliz? Pero tan interesante asunto queda de nuevo relegado en las últimas páginas, por otro tema que surge sin que antes se haya enunciado con claridad: ¿qué puede hacer un jubilado con los días ociosos que le quedan por delante?, ¿recuperar el contacto con sus hijos, con su ex mujer, con los nietos a los que antes no ha hecho caso o es mejor abandonarse a los pequeños placeres de la soledad?
Ann Tyler fue para mi un grato descubrimiento con El matrimonio amateur, esta novela, sin embargo no ha colmado mis expectativas.
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