Entre los primeros, este ex consejero de Miterrand, Jacques Attali, que entre sus múltiples ocupaciones -"Soy director de orquesta, escritor, economista, novelista: como no estoy seguro de poder reencarnarme siete veces, trato de vivir siete vidas a la vez"- apenas tiene tiempo para explicar por qué afirma que en diez años Europa se va al garete:
"Como todas las sociedades algo agotadas, Occidente ha tendido a superendeudarse para mantener su nivel de vida. Así, hemos mantenido, desde los años ochenta, una especie de ilusión de crecimiento económico basado, esencialmente, en la deuda. (...) En Europa, veremos un lento declive del nivel de vida, como lo conocieron Venecia, o Argentina, en su tiempo. Todo dentro de un círculo vicioso, porque las élites, los jóvenes bien preparados que podrían sacarnos de esto, se irán a trabajar a otros sitios, a EE UU, a China o a Australia. De hecho, ya lo están haciendo".No es el único que profetiza sobre la próxima burbuja de la deuda.
Entre los segundos, el libro Islamistas y buenistas de dos daneses Karen Jespersen y Ralf Pittelkow, muy escamados por la soledad que sintieron -Europa los dejó solos- cuando sus propios musulmanes se levantaron rabiosos contra Dinamarca cuando el asunto de las caricaturas de Mahoma, en el que alertan sobre la creciente influencia del islam en las costumbres y legislación europea:
"Para islamistas como el jeque Yusuf al Qaradawi y su correligionario Tariq Ramadan, los inmigrantes musulmanes en Europa son la primera prioridad. Dicho en palabras del especialista en temas islámicos Gilles Kepel, son "el centro de la diana" de la actividad misionera de Al Qaradawi. Para Ramadan, los musulmanes de Occidente constituyen la vanguardia de la comunidad musulmana, la umma".Así que habrá que mirar hacia nuevas tierras de promisión: EE UU, Canadá, Nueva Zelanda, Australia.
Si a alguien le interesa emigrar a Canadá que sepa que este gran país ha admitido más inmigrantes per cápita que cualquier lugar del mundo. Casi el 20% de su población ha nacido en el extranjero, a pesar de ser muy selectivo en el control de admisiones. Los solicitantes de residencia son sometido a una escala de 100 puntos que mide la educación (25 puntos), idiomas (24 puntos), experiencia laboral (21 puntos), edad (10 puntos), contactos laborales (10 puntos) y adaptabilidad social (10 puntos). Fruto de esa inmigración seleccionada es el imparable avance económico, tecnológico y demográfico del país, habitado por 82 etnias sin aparentes graves conflictos. Los remilgos de Europa por el contrario conducen a la anunciada decadencia económica, social y cultural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario