Del mismo modo que hay unos pocos temas sobre los que damos vueltas y vueltas cuando concebimos un poema o una historia novelesca o damos suelta a una melodía, las imágenes que podemos abarcar también están limitadas por nuestra capacidad para ordenar el mundo. Vemos algo que nos parece nuevo y de inmediato nuestra memoria nos lleva a algo que se le parece, con lo que ya habíamos topado. A veces los fotógrafos se recrean en las evidencias produciendo monstruos, pero otras veces los ecos no son deliberados y el efecto es genuino.
Si nos fijamos con atención en estas dos imágenes, La balsa de la medusa del pintor Gericault y esta otra balsa de piedra del fotógrafo de la agencia AFP, hay muchas más coincidencias de las que saltan a primera vista.
Aunque hay una ausencia llamativa. En la fotografía de las inundaciones de Pakistán, la belleza de la imagen no da cuenta de los muertos que se cuentan por centenas.
domingo, 15 de agosto de 2010
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