viernes, 18 de junio de 2010

Desaparece el alma del portugués

A media tarde, un sobresalto metafísico a la altura del carnaval de Sudáfrica. Los chamanes de la tribu, casi todos ellos premios nobel o asimilados desenfundan lanzas y pendones, se ponen el taparrabos, se echan a  bailar alrededor del fuego y empiezan a escupir frases grandiosas.
Como esta frase, toscamente espiritual y profunda, crudamente estúpida, de la portada del periódico digital:

Desaparece el alma del portugués



El fallecimiento de un pope de la cultura es un momento extraordinario para ver como chorrean las plumas. Estas cosas se escriben hoy:

Pilar del Río, su esposa, ha puesto bajo la cabeza de su marido un paño bordado con la frase "Estaremos extrañamente conectados a la bondad del mundo" que envió un lector desde Argentina.
Su vida y su obra fueron una lucha titánica con Dios a brazo partido que terminó en tablas, sin vencedor ni vencido.
Hoy que José no está, a mí me falta todo, me han arrancado un trozo de vida, un amigo que nunca se ha rendido, que siempre se ha mantenido integro y de pie en el medio de la batalla".
Un hombre brillante que tiene mucha pena por morirse. Sé que no consigo escapar del cliché, pero definitivamente hoy el mundo ha quedado todavía más burro y más ciego. 

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