lunes, 7 de junio de 2010

Ciudadanos encadenados


¿Qué, sino un gran encantamiento, la foto de Nadal en las portadas de los periódicos del día? Ya todo el mundo conoce la noticia -si su victoria en Roland Garros así pudiera considerarse-, no cumplen por tanto los periódicos con su función de informar, ni tampoco de comentar o valorar, pues nada añaden las portadas, ni nada nuevo dicen los periodistas con sus páginas y páginas, después de que los ciudadanos pasasen encadenados tantas horas ayer ante la pantalla de sus televisores, en una actitud semejante a la de los bañistas de playa, inmóviles, dejándose dorar por el sol y la brisa, atados a la imagen del cuadrilátero marcado con líneas blancas y a la ristra de palabras monótonas, vacías, adormecedoras. ¿Qué, sino una gran mentira, esas primeras páginas, un instrumento del poder que prolonga la gran sentada del videociudadano, ayer, en unas horas más, hoy, de conversación cautiva sobre los dioses de estaño?

Ciudadanos sentados, encadenados, esclavizados, varias veces a la semana ante los partidos de la liga de fútbol, pegados a las radios nocturnas, al juego sin fin de anuncios de fichajes veraniegos, a la vida olímpica de esos jóvenes escogidos, ciudadanos cautivos ante el mundial que se anuncia, ciudadanos a los que ya se corona como campeones de fútbol, lo que no añade nada de valor a su vida, como no sea una señal invisible, un logro inmaterial que dorará su avergonzada miseria. Gran encantamiento del que participan los periódicos de todos los colores, los escritores que hacen libros sobre el tema, con extraña unción, sacralizando la nada, con parecido arrobamiento en el que parecen caer ante los otros temas de ficción, creadores de una mitología contemporánea, una mitología de la nada. La esclavitud moderna.

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