viernes, 7 de mayo de 2010

Luz, transparencia y toques de exotismo


Luz, transparencia y exotismo. Acordándose con las teorías sobre el fin de la privacidad que las nuevas tecnologías impondrían, la arquitectuctura más actual presenta nuevas viviendas donde el interior se abre de par en par a la naturaleza y a la ciudad. El hombre del presente parece no temer ser observado o encuentra placer donde antes había restricción, ocultamiento, invisibilidad. Es difícil saber qué es lo que impera si la pérdida del miedo a ser objeto de las miradas o el exhibicionismo puro y duro. En todo caso interior/exterior, público/privado, íntimo/superficial parecen oposiciones del pasado.


La arquitectura viene después del largo recorrido de la moda y del espectáculo de la intimidad a que nos han acostumbrado los programas televisivos. De la exhibicion del cuerpo a poquitos -es la historia del siglo XX, desde los tobillos de la Belle Èpoque a las minifaldas de la Twiggy, desde las bragas y slips a la vista de los skaters a las pechugas desbordadas de la actualidad- arribamos al yo desnudo que encuentra su identidad en la muestra de sus estancias interiores, no importa que estén vacías.


La única concesión está en ciertos ocultamientos teatrales que encuentran su referencia en las otras culturas -africanas, asiáticas, latinoamericanas- que los inmigrantes han puesto de moda en Occidente y cuyo efecto es parecido al destape del posfranquismo, ocultar para después destapar, o envolver ligeramente para hacer más atractivo lo que aparece medio desnudo.

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