martes, 6 de abril de 2010

La Electra de Oriol Broggi


El teatro clásico es texto. Parrafadas de texto que los actores dicen o declaman o exponen. Por lo tanto decir bien el texto es el trabajo crucial del actor. En segundo lugar los textos clásicos definen personajes de carácter, los personajes son portadores de una idea, de un conflicto interior, de un peso emocional superior a sus fuerzas, amor, odio, dolor, venganza, codicia, voluntad de poder, culpa. Los actores deben ser capaces de componer un personaje en el que el peso de ese carácter no destruya por completo su humanidad.

Vi la Antígona de Oriol Broggi en la nave gótica de la Biblioteca central de Barcelona, con Clara Segura, que aquí hace de Electra, y me gustó. Ahora he visto su Electra (Aquí el texto) en el TNC de Barcelona. Dos veces Sófocles. Me gusta el escenario mediterráneo donde se desarrolla la tragedia, un patio empedrado con un ciprés, una fuente que de vez en cuando deja sentir su relajante murmullo, unos muretes que lo demarcan y una estatua del dios Apolo, representada aquí por una estilizada y figura de Giacometti. Me gusta, en general, el movimiento de los personajes en escena, los actores con los pies descalzos, el desarrollo de la obra, la disposición del graderío en cuadrícula rodeando la escena, el acompañamiento musical -quizá algo monótono-, una guitarra en escena que va subrayando los monólogos. No acabo de comprender del todo los dos interludios musicales. El encuentro y reconocimiento de los dos hermanos, Electra y Orestes, es emocionante, el gran momento de la obra; Broggi nos lleva hasta las lágrimas; pero ¿era necesaria esa canción tan kitch que le sigue, esa Tula Baba Tula, facilona, tan descontextualizada?, ¿hacía falta recrearse en la emoción tan bien expresada por Clara Segura? Todavía entiendo menos la música final, otra canción africana con danza incluida, tras el desenlace sangriento, ¿cómo alegrarse tras el bárbaro desenlace de la obra?

Pero el problema está en la interpretación, en la mala dirección de los actores. Hay momentos muy buenos. El monólogo en que Clitemnestra  justifica el asesinato de su marido Agamenón está muy bien interpretado por Mercè Anglès, como también está muy bien dicho el relato de la falsa muerte de Orestes en la carrera de caballos de los Juegos Délficos, por Anna Güell -me emocionó-, también está bien una Mar Ulldemolins que llegará como Crisótemis, la hermana de Electra, y las tres están bien formando el coro que replica a la protagonista. Pero en general hay un problema de dicción, Oriol Broggi debería haber buscado a un especialista en dicción. Decir un texto es dominar la pausa, los silencios, la entonación. A los actores les cuesta, gritan demasiado y recitan muy deprisa. La intensidad no tiene por qué expresarse mediante el grito. Cuando lo hacen, en especial, el actor que interpreta a Orestes (Borja Espinosa, ¿por qué lo ha seleccionado Oriol Broggi para ese papel) el texto no llega al espectador.

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