jueves, 29 de abril de 2010

Inmigración y resistencia al cambio

Por pura rutina sigo leyendo el Diario Independiente de la Mañana o el Periódico de Referencia, tal como les gusta autoafirmase a sus redactores y gestores. ¡Qué chiste! En algún momento lo fue, sin duda, ahora apenas trae alguna información útil entre tanta página de combate. Me gustaría encontrar de nuevo un periódico que, parafraseando a Michael Oakeshott, sin distraernos del todo del mundo inmediato y local, nos proporcionase temas y conversación para el desarrollo de nuestra condición esencial. Hace poco lo intento Arcadi Espada con su Factual, sin éxito.

En fin, de vez en cuando aparecen asuntos que sólo el tiempo y la dedicación de los periodistas nos pueden proporcionar. Del estudio de los Censos y Padrones que ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE) se obtienen algunos datos preocupantes sobre la estructura de la población española. Señalemos estos dos: casi el 14% de la población procede hoy del exterior y en 2009 casi el 44% de los españoles residía en el mismo municipio en el que había nacido. Preocupantes, en el primer caso, porque los inmigrantes proporcionan una parte significativa tanto de la población activa como de los nacimientos -¿qué pasará cuando los jóvenes de otros países no vean atractivo venir a España?-, y en el segundo caso, porque la resistencia al cambio de domicilio de los españoles explicaría en parte la persistencia de una elevada tasa de paro estructural.

Otro dato preocupante es que en nuestro país, en 2009, todavía quedaban 8.112 municipios. Países con una población similar tienen un tercio o la mitad. Ello redunda en mayores costes de gestión y en tarifas de los servicios más altas. 
Otro dato, a principios del siglo XX, el 32,5% de los españoles vivían en municipios de más de 10.000 habitantes; el año pasado, el 78,9%.
Por lo demás, el INE informa que a uno de enero de 2010, había empadronados 47 millones de personas, de las cuales 5,7 son ciudadanos extranjeros.

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