viernes, 5 de marzo de 2010

An Education (Una educación)

Viendo esta An Education británica recuerdo el Free Cinema de los años 50 y 60 -Un sabor o miel o Un lugar en la cumbre- por su intento de reconstruir los frenos y rebeldías de aquella época, la hipocresía de una sociedad que quería medrar aparentando lo que no era. Sin embargo, aunque la superficie de la época está bien reflejada, al menos la que aparecía en las portadas de las revistas de entonces, el fondo de aquellos jóvenes airados apenas queda como un eco. Algunas secuencias que muestran la distancia entre el padre y la hija protagonista, la crítica muy somera de valores que nos resultan tan lejanos y el reflejo coloreado y brillante del inconformismo que aquellos directores y guionistas querían trasladar desde el continente -Nouvelle vague- a las islas. Claro que Jack Clayton, Tony Richardson o John Osborne lo vivian y querían cambiar su sociedad y los productores de esta peli sólo quieren reconstruirla para hacer caja. El espectador asiste a la peli como a una de romanos o a una del oeste, tan lejano nos resulta aquel tiempo, aunque fuésemos entonces protagonistas.

Sin embargo, había otra posibilidad. La de actualizar el conflicto moral que surge de la relación entre un hombre de mundo, vitalista, atractivo, ambiguo y una muchacha de 16 años a la que seduce. Aquí el referente es el Tom Ripley de Patricia Highsmith, personaje también concebido por aquellos años -El talento de Mr. Ripley es de 1955. La primera mitad de la peli juega con la idea de los jóvenes rebeldes frente a la hipocresía familiar. La segunda con la ambigüedad moral del hombre que seduce a una menor, aunque no tanto, pues la protagonista es una chica lista que se prepara para entrar en Oxford. Las dos partes están poco desarrolladas y más parecen un cromo bonito, muy bien ilustrado, que una seria reconstrucción de época a lo que tanto y tan bien se aplica el cine inglés o una peli que haga reflexionar sobre asuntos morales. El Ripley de An Education además está repartido en dos personajes, el encantador y atractivo hombre del que se enamora la estudiante y un amigo suyo amante de la música y tramposo coleccionista de obras de arte y objetos valiosos robados. Pues eso, producto para hacer caja.

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