martes, 17 de noviembre de 2009

Los vallisoletanos son vacceos


De creer al conferenciante, media Castilla y León fue vaccea, una enorme superficie que en su momento llegó a tener entre treinta y cuarenta ciudades estado, entre el 400 ac y la llegada de los romanos. No sería un pueblo de origen celta, los vacceos, como asegurara el catalán Bosch Gimpera, ni danubiano como dijera el estudioso Federico Wattenberg, sino más bien gente que se coció en las llanuras y riberas del Duero y que ahí generó una cultura con características propias. De creer al profesor de prehistoria de la UVA, Pintia, la mayor de las ciudades vacceas, abarcaría una superficie de 125 hectáreas, distribuidas en una serie de zonas a cual más sorprendente; desde el hábitat principal de 25 hectáreas, de trazado hipodámico, de varios miles de habitantes, más de cinco mil en todo caso, a los arrabales; de los barrios artesanales, separados por el Duero, con un horno cerámico de 10 metros de diámetro, sin nada que se le pareciese en ningún lugar de Europa, a un santuario, cuya traza sólo se adivina desde el aire, de diez metros de lado; desde un cementerio sin igual en toda la península, por su dimensión y la cantidad y calidad de sus ajuares, con su zona de incineración (ustrinum) y su necrópolis, hasta las canteras, sin contar el área de explotación con sus zonas de cultivo, bosques, prados o viales.

De creer al director de la excavación, estamos ante un yacimiento en su triple versión, vaccea, romana y visigótica, sin par, por su sistema defensivo, con doble amurallamiento, que en la zona excavada presenta 6.80 metros de anchura y un foso muy profundo, con 4 metros de profundidad de momento, con siete fases o niveles que señalan destrucciones y reconstrucciiones a causa de incendios o de asaltos.

De creer al presidente del Centro de Estudios Vacceos, la sociedad de Pintia tenía una jerarquía compleja, dominada por una oligarquía guerrera que fundaba su poder en el dominio del hierro, pues abundan los restos de armamento y aperos de ese metal; el tiempo de los vacceos abarcó entre 16 y 18 generaciones, es decir, unos 400 años, y por la cultura que desarrollaron, al decir del profesor -y aquí el arqueólogo como otros colegas autonómicos pisa los callos del presente, su charla se subtitula, Un pasado con futuro- son nuestros directos antepasados a los que debemos la economía cerealística que es Castilla, la arquitectura de adobe propia de la región, la cultura del vino del Duero o la marca del territorio.

Eso decía el profesor, algo enfadado, aunque con el tono neutro, profesoral, que corresponde a un conferenciante en el paraninfo de la universidad, porque una amplísima zona de Pintia, la de la gran necrópolis, sigue en manos privadas, arada, sembrada, socavada por campesinos de la zona que levantan estelas y enterramientos, a lo que, de creer al arqueólogo, no pone remedio la autoridad, incumpliendo la Junta la Ley de Defensa del Patrimonio, cuando el rescate de tan importante yacimiento arqueológico no debiera ser muy costoso.

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