miércoles, 18 de noviembre de 2009

El secreto de sus ojos


Campanella, o el escritor en el que se inspira esta peli, tiene una buena idea, explorar el lenguaje de los ojos, el de las miradas. Un mundo de señales que todo el mundo utiliza pero cuya descodificación no es fácil, porque todo el mundo teme quedar en evidencia. Ese es el tema de la peli, la complicada descodificación de un lenguaje tan universal. El asunto se centra en dos compañeros de trabajo de una oficina judicial, secretamente enamorados, ambos lentos e inseguros con respecto a lo que el otro pueda sentir. Tan lentos, tan torpes, tan tímidos que la duda permanecerá toda una vida, con matrimonios de conveniencia de por medio. A un hombre como Victor Erice ese juego se señales a medio descifrar le hubiese bastado para elaborar una obra maestra, pero no todos los cineastas tienen su paciencia y su seguridad, así que Campanella usa los recursos de una serie televisiva para dar continuidad a su idea.

Elabora un segundo tema, el asesinato de una bella joven porteña. El asesino es descubierto por el protagonista de la historia en una fotografía, por su forma de mirar a la chica asesinada. La trama no está muy elaborada, es algo simplona, pero hay atisbos de lo que se podría haber hecho. Campanella apunta, pero no remata. El paralelismo y contradicción entre el mudo enamoramiento de los dos compañeros de oficina, cuyos signos son incapaces de traducir en acciones y las deducciones que se van estableciendo a través de las miradas del asesino, con osadas interpretaciones a las que sí se atreven, como arriesgados elementos probatorios. ¡Que tema tan ineresante el que los guionistas tenían entre manos!

La segunda parte de la peli decepciona. Se convierte en un thriller, con apuntes del contexto político de la Argentina de los 70, que el presupuesto de la peli no está en condiciones de servir, lenta y premiosa al mismo tiempo, torpe en las escenas de acción, mal interpretada, con la grandísima excepción de los dos actores protagonistas, buenos, muy buenos, que son los que salvan la peli, las escenas a duo son emocionantes, elíptica en exceso en su resolución final. Con el innecesario final feliz con el que Campanella acostumbra a terminar sus pelis.

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