miércoles, 4 de noviembre de 2009

Las tablas flamencas de San Esteban de Los Balbases

Ahora, antes de que el frío invernal se precipite por el cauce del Arlanzón, es un buen momento para visitar Burgos. Las riberas del río y los paseos de la ciudad castellana están moteados por el color cambiante del otoño y además los bares de tapas y los restaurantes han mejorado mucho su calidad, y con buenos precios. Hay otros alicientes, por supuesto. Por ejemplo, la ejemplar restauración de la cartuja de Miraflores. El retablo y el sepulcro en alabastro de Juan II de Castilla y su esposa Isabel de Portugal, padres de Isabel la Católica, ambas obras de Gil de Siloé.

Sin embargio lo que me lleva a escribir esta entrada es la sorprendente exposición en el claustro bajo de la catedral. Allí se muestra una colección de tablas flamencas recién restuardas procedentes de la iglesia de San Esteban de la localidad de Los Balbases. Cuando acabe la exposión serán devueltas a los casetones del retablo de esa iglesia, pero entonces se perderá el privilegio de contemplar los detalles de esta sorprendente obra.

Las doce tablas, pintadas a finales del siglo XV, representan a modo de viñetas la vida de San Esteban, siguiendo el relato de La Leyenda Dorada de Santiago de la Vorágine. Es una forma de pintar que nos remite a Van Eyck o Memling, al realismo propio de la sociedad burguesa de finales del XV, precisión por el detalle, expresividad en los rostros y en los gestos, gusto por el lujo en los atuendos, con algunos apuntes del primer renacimiento. Las tablas sobrevivieron a las mutilaciones a que se vieron sometidas en el XVII, cuando se quiso construir un nuevo retablo. Ataques de xilófagos, mutilación de las zonas superiores donde iban acopladas las cresterías del retablo en el siglo XVII, alteraciones de los pigmentos sobre todo los rojos y los azules... han sid superadas por una magnífica restautación.

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