Con el trozo de periódico ya entre las manos reparo en el kalaschnikov que acaricia el carismático Bin laden. Entonces escarbo en mi memoria, busco otros guerreros que ganaron batallas y destrozaron enemigos antes de que el pueblo, mediando hábiles manos de pintores y escultores, los convirtiese en santos. La santidad parece no estar reñida con la guerra, con la muerte que no aparece en sus sonrisas o en sus gestos.
jueves, 15 de octubre de 2009
Santos terroristas
Con el trozo de periódico ya entre las manos reparo en el kalaschnikov que acaricia el carismático Bin laden. Entonces escarbo en mi memoria, busco otros guerreros que ganaron batallas y destrozaron enemigos antes de que el pueblo, mediando hábiles manos de pintores y escultores, los convirtiese en santos. La santidad parece no estar reñida con la guerra, con la muerte que no aparece en sus sonrisas o en sus gestos.
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