Parecidas contradicciones se aprecian en el discurso de Evo Morales ante los inmigrantes bolivianos en Leganés, dice:
Cuando llegaron los españoles, nuestros abuelos no les llamaron ilegales.Esos españoles que llegaron a América no eran desde luego mis abuelos, sino los abuelos del propio Morales. Cuando Morales firme hoy el acuerdo para condonar la deuda que Bolivia tiene con empresas españolas, ese dinero, 58,4 millones de euros, no saldrá de los herederos de quienes, según el propio Morales, saquearon los recursos naturales de Bolivia, sino de los impuestos que pagmos los herederos de aquellos otros que como mis abuelos castellanos se deslomaron durante siglos para sobrevivir y que nunca fueron a América.
Pero no es esa la más fea contradicción del discurso victimista de Morales. Morales ha pisado esta mañana las alfombras del lujoso Hotel Ritz para reunirse con empresarios a los que quiere convencer para que inviertan en su país. No le importa pues que se proceda a un nuevo saqueo. Tampoco se ha ahorrado la visita al rey Juan Carlos, ese sí heredero real de los despojos de la conquista.
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