martes, 15 de septiembre de 2009

La autoridad del profesor

Por fin, políticos y publicitas están poniendo de moda el tema de la educación y hasta ZP propone un gran pacto al partido de la oposición sobre el tema, aunque será difícil que acuerden algo por encima de su disputa de poder.

El asunto del día es la autoridad del profesor. Esperanza Aguirre, en Madrid, se compromete a presentar una Ley de Autoridad del Profesor para conceder a "todos los funcionarios docentes de Primaria y Secundaria la condición de autoridad pública" y una profesora de Lengua y Literatura, Juana Vázquez, pide desde el periódico que se devuelva la autoridad a los profesores. No parece la mejor manera de restituir el prestigio perdido. Con leyes y exhibición de fuerza no se pondrá de pie el que ya anda medio muerto. Además, por parte de los profesores sería aceptar lo que políticos y padres quieren, verse reducidos de una vez por todas al papel de empleados del Estado, con la función de entretener y guardar unas horas al díscolo rebaño de los jóvenes rebeldes.

En 2005 había en España en torno a 730.000 profesores no universitarios, no es posible que tal número de personas tenga vocación de enseñar, pero la sociedad algo podría hacer por dignificar su trabajo, no sólo con leyes, más importante sería mostrar a los profesores con una nueva luz a través de los medios de comunicación, que les devolviese parte de su antigua dignidad.

La autoridad del profesor no debiera proceder de su posición en el aula, ni de los instrumentos que la ley le otorgue, sino del papel que la sociedad le ofrece como responsable de la educación de los jóvenes y que viene no sólo de sus capacidades y de su experiencia docente, sino muy especialmente de la dignidad y reconocimiento.

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