miércoles, 15 de julio de 2009

John Malkovich y Jack Unterweger

Hacen una entrevista a John Malkovich y le ponen este titular, "El teatro es libre, el cine es fascista". El periodista lo convierte en el repelente niño Vicente, pero como ya no me fío, no sólo de la integridad moral de los periodistas, sino de su capacidad la leo de cabo a rabo y mi opinión sobre el actor cambia del todo. ¡Es uno de los nuestros!

La respuesta completa de donde ha sido sacado el titular, indica lo que vale el titular, y lo que vale el periodista:
No haría teatro si no fuera completamente libre. Por el contrario, el cine es algo fascista. La película se detiene si hago simplemente así [se agacha, como saliendo del encuadre de una cámara] . El teatro me gusta porque es libre, porque es efímero como la vida.
Malkovich dice más cosas interesantes, como ésta:
Freud enseña que somos suficientes. Al contrario que la política y la religión, que sostienen que los seres humanos no pueden bastarse por sí mismo. Pero no se necesita ni ideología ni religión para que seamos humanos, vitales, curiosos y justos, ni para estudiar, contemplar, reflexionar, para celebrar e incluso para condenar. Freud se equivocó en muchas cosas, pero no en esto.
Pero lo que más me ha interesado es el descubrimiento de Jack Unterweger y su historia, que Malkovich convierte en personaje y lo interpreta en el festival de Peralada.

La particularidad de Jack Unterweger, asesino en serie, es que, como aquí pasó con los asesinos etarras o los quinquis que ahora se exponen en el CCCB de Barcelona, encandiló a los intelectuales austriacos en los años noventa. Dice Malkovic:
Cabe preguntarse por qué Unterweger tenía por todos lados mujeres que lo seguían y se obsesionaban con él. Tenía una en cada país. Le ofrecían casa, coche...
Si matas gente, las mujeres te escriben cartas, quieren casarse contigo. Quizás las mujeres piensan que pueden cambiar a los asesinos, que los pueden salvar. Les gustan los hombres amenazantes. Conozco varias mujeres que se divorciaron porque sus esposos eran demasiado buenos, amables. Me parece raro. No tengo respuesta.

Pasé bastante tiempo en Austria en los años noventa, donde se habló mucho de Unterweger. También era conocido en Estados Unidos, desde donde escribió para Austria como periodista. Informaba sobre las pésimas condiciones de las prostitutas, pero no las ayudó mucho porque mató a las que encontró. No tengo ningún interés en el personaje mismo de Unterweger. Sus actos son enormemente tristes, destructivos, pero me interesó como resultado de la estupidez mental y emocional de los políticos.
Unterweger era un psicópata, pero hubo quien dijo que había que dejarlo libre porque tomó cursos de escritura. Aunque nunca fue buen escritor.
Unterweger, condenado a muerte, fue absuelto en 1990 a raíz de una petición de destacados intelectuales de izquierda. Una vez libre, siguió matando prostitutas en Los Ángeles, Austria y la República Checa, luego volvió a ser condenado a muerte y se ahorcó.

El interés de Unterweger reside en el trastorno moral de una época que comprendía y admiraba a los asesinos, el de Malkovich en su integridad e inteligencia:
 No creo ni en política ni en religión. Para creer en la política hay que tener una corrupción intelectual total. Unterweger es un ejemplo de eso. Pero en la obra de teatro no nos referimos directamente a la realidad. Trata sobre el interés de la gente por el tema.

No hay comentarios: